En primera fila

En manos del sector privado

Será el sector privado en México y EU el único que podría tener injerencia en el proyecto del presidente electo Donald Trump.

A unas semanas de que inicie 2025, se anticipa ya como un año retador principalmente en materia económica. Y es que el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido claro en cuanto a la forma en que se conducirá con sus socios comerciales.

Para el republicano no existe remordimiento en amenazar con una guerra comercial si México no cumple con sus exigencias en materia de seguridad y migración.

Temer no es para menos, pues la economía de ambos países está íntimamente relacionada. Para darnos una idea, México ha mantenido ya durante casi todo el año el título de socio comercial más importante de Estados Unidos, con casi 16 por ciento del total de todas las importaciones que se llevan a cabo desde el que se conoce como “el mercado más grande del mundo”.

Sin embargo, a pesar del amago virtual, que Donald Trump está llevando a cabo de la economía mexicana (a pesar de que ya terminó la campaña electoral), será el sector privado en ambos países, pero principalmente el estadounidense, el único que podría tener injerencia en el proyecto del presidente electo.

La tensión comercial con Estados Unidos no es nueva, recordemos que durante la primera gestión de Trump consiguió renegociar el TLCAN para dar paso al T-MEC, una versión moderna del acuerdo comercial más grande del mundo.

En aquel entonces, fue precisamente la influencia de los grupos empresariales los que lograron que Trump “le bajara” unas cuantas rayas a su discurso de choque en contra de México, pues la simbiosis económica se impuso.

En un reporte, Fitch informó que los estados del Medio Oeste y los ricos en recursos naturales, son los más vulnerables ante los aranceles de Canadá, México y China. De manera más precisa, las industrias del lado estadounidense que “brincarían” primero ante la guerra comercial en la segunda era trumpiana serían la automotriz, todas las de manufactura, la extractiva de petróleo y gas, pero principalmente la agrícola.

Mientras, las primeras voces ya comenzaron a alzarse. Esta semana, las principales asociaciones de manufacturas eléctricas en México, Estados Unidos y Canadá firmaron una declaración conjunta en la que solicitaron el libre comercio de productos eléctricos en la región de Norteamérica.

La misiva fue firmada por la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas (CANAME), la Electro-Federation Canada (EFC) y por la National Electrical Manufacturers Association (NEMA), quienes argumentan que, desde la entrada en vigor del T-MEC, las exportaciones de bienes eléctricos aumentaron 40 por ciento el comercio regional.

En este contexto, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, vía el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, tienen un gran reto de cara a las reuniones que comienzan en 2025 y culminan con la revisión del tratado programada hasta 2026; sin embargo, la guerra comercial que quiere desatar Trump para fortalecer al dólar, desde que tome posesión el 20 de enero, junto con el fallo contra México del panel de resolución de controversias que se publicará este sábado, revelan la urgencia de sentarse pronto a la mesa.

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