Anderson Report

El en el CEO Dialogue, Slim y el valor de las instituciones para que México no fracase

De la ‘oleada’ de inversiones que se anunciaron que llegarán al país, solo 7.5% son nuevas ¿Por qué no se habló en el CEO Dialogue sobre la eliminación de los reguladores autónomos?

Es una costumbre del Poder Ejecutivo: voltear a ver todas las inversiones anunciadas y confirmadas, sumar el monto y dar un anuncio global que da la impresión de una lluvia de dinero para el país. Lo hizo en su momento Felipe Calderón y con más parafernalia, Enrique Peña Nieto cuando presentaba en Los Pinos hasta la exposición de las maquetas de las ‘futuras’ obras.

Lo de esta semana en el CEO Dialogue (alianza que cumple 11 años entre el CCE y US Chamber of Commerce) fue una ‘jugada’ similar.

El titular era: “Llegarán a México más de 20 mil millones de dólares en 2025″, número sexy sí los hay.

Pero, ¿cuánto de ese dinero ya está comprometido, anunciado y confirmado? Pues cerca del 93 por ciento. Lo verdaderamente nuevo es la inversión de la cadena hotelera Royal Caribbean por mil 500 mdd para un polo turístico en Quintana Roo.

Tanto los anuncios de Pacific Mexico (15 mil mdd) como Amazon (6 mil mdd) o la asociación de la firma australiana, Woodside, con Pemex (10 mil 500 mdd) ya tenían más de un año confirmadas.

Es decir que nueve de cada diez dólares anunciados el lunes por las autoridades federales no fueron ‘atraídos’ sino que ya estaban en marcha.

¿Qué importa a las empresas que apuestan por un mercado? ¿La coyuntura geográfica alcanza? ¿Cómo sopesan sus inversiones versus la institucionalidad de un país?

Esta semana pasaron fuera de México eventos y declaraciones que nos pegan de cerca.

1) Katherine Tai, la representante Comercial del gobierno de Estados Unidos, reconoció que la reforma al Poder Judicial ha despertado preocupaciones en su país, por las consecuencias que pueda tener dicha reforma para las empresas estadounidenses.

¿Por qué importa? Porque los capitales estadounidenses son los que más invierten en México (44 por ciento).

2) Ayer el FMI presentó su revisión anual de la economía mexicana, donde afirma que “la reforma crea una nueva fuente de incertidumbre que puede afectar las decisiones de inversión privada, de modo que es fundamental que se ponga en práctica de manera clara y predecible, garantizando la independencia y profesionalismo del Poder Judicial y fortaleciendo el estado de derecho”.

3) El lunes se anunció el Premio Nobel de Economía, que quedó para un trío de profesores: Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson. Los economistas “han demostrado la importancia de las instituciones sociales para la prosperidad de un país”, indicó el comité del Nobel de la Academia Sueca de Ciencias.

Y me quiero detener justo ahí, en la relación directa (y comprobada) entre los países con un pobre Estado de derecho e instituciones explotadoras que no generan un crecimiento sostenible.

En 2012, Acemoglu y Robinson escribieron el best seller Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, donde argumentan que los países ricos son ricos porque tienen instituciones políticas y económicas inclusivas, mientras que los países pobres son pobres porque tienen instituciones económicas y políticas extractivas ¿Por qué podría un país tener instituciones económicas extractivas y otro no?, se preguntan los autores y responden “los países no adoptan instituciones extractivas por casualidad, por el contrario, las escogen a través de un proceso político”.

Y como ‘instituciones extractivas’ también se refiere a empresas. Y uno de los empresarios incluidos en su libro es Carlos Slim, que “no ganó dinero mediante innovación”. El pago por Telmex logró retrasarlo y pagarlo con los mismos dividendos de la empresa, “lo que una vez fue un monopolio público se había convertido en el monopolio de Slim. Las instituciones económicas que hicieron que Carlos Slim fuera quien es son muy distintas a las de Estados Unidos”.

Y me detengo en esta frase tan poderosa como actual.

Con la decisión del gobierno federal de eliminar el carácter autónomo de instituciones como el INA, Cofece o el propio IFT -aprovechando el ejemplo de Slim- se están creando menos condiciones inclusivas que promuevan el crecimiento de México.

Los beneficios a los que accede Slim no son los mismos que el resto de las empresas, “los intentos por parte de las autoridades reguladoras de limitar este monopolio han sido en vano” y las conexiones políticas son su mayor capital.

“Como las instituciones influyen en el comportamiento y los incentivos en la vida real, forjan el éxito o el fracaso de los países”.

¿Nos espera éxito en México sin un INAI? ¿Nos espera éxito sin un IFT autónomo y fuera de las entrañas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes? ¿Nos espera éxito sin un organismo de competencia independiente como Cofece?

A más institucionalidad, mayor progreso y menos pobreza. Al menos eso es lo que premiaron en Estocolmo en esta edición del Nobel de Economía.

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