GINEBRA, Suiza.– La economía europea enfrenta grandes retos y problemas ahora, pero serán mayores en los siguientes meses. La inflación se ha elevado de manera relevante después de años de que era inexistente en esta parte del planeta, con lo que las tasas de interés han iniciado una tendencia creciente. Por otro lado, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha propiciado un proceso de desglobalización y el riesgo de que se revierta el avance en la consolidación de la Unión Europea. La eliminación de aranceles entre los países de esta zona había fortalecido la creación de un solo mercado, lo que permitía aprovechar economías de escala y mayor crecimiento económico, incrementos importantes en los ingresos de las personas y una relación más armoniosa entre estas naciones después de siglos de guerras.
La bonanza que se tuvo en los años anteriores se debió, en parte, a la política expansiva que siguió Estados Unidos, tanto por su gobierno como por su Banco Central y secundada por la mayoría de los países desarrollados. Esto no se reflejó en un principio en mayores tasas de inflación por la expansión del comercio internacional, beneficiándose por los menores costos de las manufacturas provenientes de China, así como por la acumulación de activos monetarios de la gran mayoría de los bancos centrales del mundo. Incluso recuerdo que en esos años llegué a escuchar a distintos académicos diciendo que la vieja relación entre activos monetarios e inflación ya no existía y que esta última era un fenómeno que ya no se tendría en el futuro.
Sin embargo, el futuro ya alcanzó a las economías desarrolladas y hoy la mayoría de ellas ya tienen incrementos de precios cercanos o superiores a los dos dígitos, es decir un 10 por ciento o más. Esto tiene un elevado costo para las poblaciones, afectando a los sectores de menores ingresos, lo que se convierte en una importante presión política. Así, vemos que los gobernantes de Reino Unido y de Italia han renunciado en fecha reciente, convocando a nuevas elecciones y es probable que esto se repita en otros países en los siguientes meses.
Por su parte, el Banco Central de Estados Unidos ya detuvo su política expansiva e incluso inicia una de contracción con aumentos importantes en su tasa de interés, aunque todavía no compensa los incrementos de precios que existen en el país. La mayoría de los bancos centrales del mundo deben de seguir la misma política monetaria o tendrían que enfrentar fugas de capitales, que de todas maneras elevarían la tasa de interés.
Esta política monetaria restrictiva de la Fed afecta en mayor medida a los países que están en la periferia, como son las naciones emergentes, las economías y los gobiernos más endeudados, las que tienen menor crecimiento y en general aquellos que tienen los mayores riesgos. Son varios los países europeos que serán perjudicados por este cambio en la estrategia monetaria global, resaltando el caso de Italia, de Grecia, de Turquía; además de los casos de China, de varios de Latinoamérica y asiáticos. Además, se tendrán las quiebras de empresas, incluidas las financieras que no podrán adaptarse al nuevo entorno de mayores tasas de interés, por lo que quebrarán.
Sumado a lo anterior, Europa tiene otros retos que enfrentar en la actualidad, resaltando el caso del calentamiento global que se ha reflejado en esta zona en las mayores temperaturas jamás registradas, como es el caso de los 40°C en Londres y en varias ciudades de Italia del norte, lo que ha provocado diversos y frecuentes incendios y escasez de agua.
Otro grave problema que tendrán que enfrentar será la restricción de gas disponible en el próximo invierno, como resultado de las medidas tomadas en contra de Rusia por su invasión a Ucrania. Todo lo anterior hará probable que en las próximas elecciones triunfen gobiernos de tipo populistas, los cuales agravarán la situación económica de sus respectivos países, propiciando una mayor salida de capitales y menores tasas de inversión.
Como conclusión, es probable que la zona de Europa enfrente una recesión en los siguientes meses, lo que significa que uno de los tres grandes motores de crecimiento en el mundo se detendrá. Por esta y otras razones es muy peligroso que México plantee la posibilidad de cancelar el TMEC con Estados Unidos y Canadá. Hay que enfatizar que existen numerosos y amplios sectores y grupos políticos en esos países que se oponen a este acuerdo, porque consideran que México ha sido el principal beneficiado con el mismo, por lo cual pueden crear una corriente política que apoye su derogación.
El autor es economista.