Benito Solis

2022: Año del inicio de la tormenta económica global

Es claro que el problema inflacionario es más grave de lo previsto y se tienen que tomar decisiones más fuertes y costosas para las economías.

La economía global ha tenido un cambio drástico en el curso del presente año. Hace doce meses existía un entorno muy positivo porque las distintas economías tenían elevados crecimientos, ya que había una recuperación importante de la pandemia provocada por el Covid y se concluía que se regresaría a la expansión anterior. Por su parte las tasas de interés estaban en niveles cercanos a cero por ciento y en varios países los bancos tenían tasas de interés negativas, es decir los ahorradores tenían que pagar intereses para que las instituciones aceptaran sus depósitos. Incluso en algunos lados existían hipotecas con tasas inferiores a 1.0 por ciento al año para incentivar a los consumidores a utilizar el crédito, ya que existía un entorno de abundancia financiera. Varios autores escribían sobre la inflación como un fenómeno que había desaparecido como problema de la economía.

Solo unos meses después se tiene una grave preocupación sobre la gravedad del incremento de los precios en todo el mundo y el riesgo de que la recesión, que empieza a afectar a varias naciones, se generalice al resto del mundo. Mientras que en algunos lados algunos todavía opinan que la inflación regresará a niveles inferiores al 2.0 o 3.0 por ciento en el corto plazo, otros piensan que este desequilibrio tardará varios años en controlarse y con elevado costo social para los distintos sectores de las poblaciones, sobre todo aquellos de menores ingresos.

Lo que está sucediendo es que el ciclo de expansión monetaria y de “abundancia” ha llegado a su fin y se inicia la etapa de ajuste y contracción del mismo. Los pasados años se caracterizaron por la expansión monetaria llevada a cabo por los distintos gobiernos y bancos centrales, así como del creciente endeudamiento del sector público, de las empresas y de los consumidores. Distintos eventos como la contracción en la producción manufacturera de China, el conflicto armado en Ucrania y la escasez de distintas materias primas y energéticas, entre otros, mostraron el desequilibrio monetario global que existía, lo que ya se reflejaba en incrementos de precios en distintos sectores. Las autoridades responsables se negaron a tomar las medidas correctivas afirmando que la situación era temporal y que se regresaría a la “normalidad” en unos cuantos meses más, con lo que se perdió un tiempo muy importante.

Hoy en día es claro que el problema inflacionario es más grave de lo previsto y se tienen que tomar decisiones más fuertes y costosas para las economías. La primera es que se detiene la expansión monetaria desde los gobiernos de los países desarrollados, que apoyaba a diversos gobiernos, empresas y proyectos no solo en sus países de origen, sino también en el resto del mundo. Al detenerse estos flujos se vuelve obvio las malas decisiones que se han tomado y que se tienen que pagar. Ahora la situación es incluso peor, porque no solo se detienen los flujos de recursos monetarios y financieros de los países más desarrollados, sino que se revierten, lo cual fortalece al dólar perjudicando al euro y a la libra esterlina entre otros.

Un segundo efecto del cambio del ciclo económico es el incremento en las tasas globales de interés. Debido a las bajas tasas que existieron durante varios años, se tomaron una gran cantidad de decisiones erróneas de gasto y de inversión, que ahora se ve que no fueron acertadas ni son rentables. Con el incremento en las tasas de interés habrá problemas para que diversos gobiernos, empresas y particulares puedan cumplir con sus obligaciones en el servicio de sus deudas. Por lo mismo veremos en los siguientes meses y años reacomodos en los distintos sectores productivos y en la estructura del gasto público e incluso en la quiebra de diversas empresas, en renegociaciones de deudas públicas y privadas, incluso en problemas para los bancos e instituciones más débiles.

Por otro lado, se revierte también el proceso de globalización en donde lo importante era producir los distintos componentes de los diversos bienes manufactureros en donde fuera más rentable y menos costoso y ahora se busca fabricarlos en donde sea más seguro. Esto está teniendo un impacto importante en las relaciones internacionales, ya que naciones que sean inseguras, en donde no se respete el Estado de derecho o que tengan cambios importantes en sus políticas económicas son desplazados en los flujos de bienes manufactureros y por consiguiente de los grandes ingresos monetarios. Países como China, Rusia y varios de Latinoamérica entre otros están siendo perjudicados.

El presente será recordado como el año cuando se cambió el sistema económico global, cuando se terminó la expansión y abundancia que resultó del fin de la Guerra Fría y cuando diversas naciones tuvieron graves problemas financieros e incluso conflictos militares. Pero también será recordado como el año cuando se sentaron las bases para nuevos procesos administrativos y productivos, así como de la aparición de nuevas potencias globales.

El autor es economista.

COLUMNAS ANTERIORES

Empeoran perspectivas de México por elecciones en EU y la reforma judicial
Se incrementa el riesgo de una recesión en México el próximo año

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.