El ser humano apareció en la Tierra hace más de dos millones de años y es solo en los últimos siglos cuando ha tenido un desarrollo impresionante, que se ha reflejado en un incremento drástico en su bienestar, en la esperanza de vida, en el avance tecnológico, en un aumento en la producción de bienes y servicios, es decir, en un mejoramiento en su calidad de vida. Mientras que en la gran mayoría de los milenios de su existencia los diversos sistemas de producción eran de muy baja productividad, en los últimos doscientos años existe un disparo de la capacidad de producción de la humanidad, lo cual ha propiciado una reducción impresionante de la pobreza.
Incluso en las últimas cuatro décadas se aceleró aún más este crecimiento económico, que ha beneficiado a millones de personas. Son varias las causas de este avance, entre las cuales están 1) La caída del socialismo y comunismo en Europa Oriental y el hecho de que esos países adoptaron el sistema de libertad de precios; 2) la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio, con lo que se incrementó el tamaño del mercado global; 3) el impresionante avance tecnológico y de innovación apoyado en los derechos de propiedad; 4) políticas fiscales y monetarias expansivas. Todo lo anterior apoyado en mayores libertades económicas que premian la incentiva empresarial de los individuos.
Además, no solo se ha incrementado la producción, sino que también existe un menor número de pobres. Esto se confirma al ver las estimaciones del Madison Project Database, que muestran que más de 42 por ciento de toda la población mundial tenía un ingreso inferior a los 1.90 dólares diarios (en PPA de 2011 para eliminar el efecto de la inflación) en el año de 1980. Sin embargo, este porcentaje se había reducido a 9.0 por ciento de los habitantes en el planeta en 2017, avance importante a pesar del incremento de la población. Aunque la mayoría de las naciones tuvieron un mejoramiento en el combate a la pobreza, este avance fue más drástico en aquellos lugares donde se avanzó más en la utilización del sistema de libertad de precios para asignar los recursos de manera más eficiente, como es en los países asiáticos, destacando los casos de China y e India.
El sistema económico de libre mercado o de precios es una cara de la moneda de la libertad en los países, siendo la otra cara el sistema político de democracia. En el primer caso, los individuos tienen la facultad de tomar la decisión de qué bienes y servicios consumir, mientras que en su contraparte política los ciudadanos puedan elegir los gobernantes que tendrán la responsabilidad de administrar a la nación. En ambos los individuos deben de hacer una evaluación y análisis respecto a cuál es el más conveniente, pero si se equivocan también deben de tener la facultad de cambiarlos. En el sistema económico esto se logra cuando existe la competencia entre los diferentes fabricantes y oferentes de productos y servicios disponibles en el mercado. Esto con la finalidad de que en el caso de que sean costosos y de mala calidad el consumidor pueda dejar de comprarlos y adquiera otros que sean más de su preferencia.
En el aspecto político también debe de existir la posibilidad de cambiar a los gobernantes, lo cual se logra por medio de elecciones que cuenten con un árbitro imparcial y reconocido por la ciudadanía. Es por lo mismo, que en los países en donde las elecciones son supervisadas por autoridades independientes del mismo gobierno cuentan con una mayor credibilidad, lo cual permite buscar mejores gobernantes y castigar a los que no pudieron cumplir con sus responsabilidades. Hay que enfatizar que la democracia no asegura que los mejores hombres obtengan el poder político, pero sí permite que los malos gobernantes salgan del poder.
Es por lo mismo que en aquellas naciones en donde hay elecciones imparciales, con gobiernos que tienen contrapesos políticos, se logran incrementos mayores de la inversión, que a su vez resulta en tasas de crecimiento mayores, así como creación de más empleos y salarios más elevados. Cambios drásticos en donde los gobernantes pueden controlar al árbitro electoral preocupa a los inversionistas, ya que permite que sigan en el poder malos administradores, lo cual tiene un impacto negativo en la inversión en los distintos países, como lo demuestran lo que ocurre en varios países latinoamericanos, como es el caso de Venezuela y otros más. Es por lo mismo que existe preocupación sobre lo que pueda pasar con el cambio en las leyes que rigen las instituciones electorales en México en los siguientes meses.
El autor es economista.