Benito Solis

Datos económicos buenos, pero no confirman tendencia positiva

El crecimiento del PIB es elevado porque se coteja con respecto al año anterior; sin embargo, al realizar la comparación de cada trimestre es claro que existe una desaceleración.

Se han conocido distintos datos que podrían hacer pensar que el deterioro de la situación económica se ha detenido, tanto en el exterior como dentro del país y que podría empezar una recuperación en los siguientes meses. Esto ha influido para que las distintas bolsas de valores en el mundo no sigan cayendo e incluso varias presentan incrementos en el mes y lo mismo sucede con distintas divisas. Es relevante que el peso mexicano sigue fortaleciéndose, así como el euro y distintas monedas latinoamericanas.

La información más relevante que permite concluir lo anterior es la reducción de la inflación en diversos países, incluido México. Esto permitiría suponer que los bancos centrales ya no elevarán tanto las tasas de interés, como anteriormente lo habían informado e incluso habría una disminución de las mismas. Esto significaría utilidades para aquellos que tienen bonos y una menor caída de la actividad económica o incluso crecimiento. Otro dato importante es que el PIB en México subió 4.3 por ciento en el tercer trimestre del presente año en comparación al mismo periodo del año pasado, lo que resultó más elevado de lo esperado por los mercados.

Sin embargo, al revisar con más detalle ambas estadísticas, no es claro que se tenga un cambio en la tendencia. En Estados Unidos la inflación pasó de una tasa anual de 8.2 por ciento en el mes de septiembre a una de 7.7 por ciento en octubre; mientras que en Canadá fue de 7.0 por ciento a 6.9 por ciento respectivamente. En el caso de México la inflación anual pasó de 8.7 por ciento en septiembre a una de 8.14 por ciento en la primera quincena de noviembre. Aunque es indudable que las mayores tasas de interés están ayudando a controlar el incremento en la demanda agregada en los distintos países, condición necesaria para poder disminuir la inflación, al revisar con detalle los sectores y los productos cuyos precios han tenido menores incrementos o incluso disminuciones, se concluye que estos ajustes no son permanentes en el mediano plazo.

Por ejemplo, los productos cuyos precios han bajado más en los mercados internacionales, en las pasadas semanas, son el petróleo y los alimentos, principalmente los granos. El primero tiene una estacionalidad fuerte y se espera que los precios de los energéticos se eleven en el invierno y los segundos están muy relacionados con el entorno bélico en Europa. Además, las tasas de interés objetivo de la Fed en Estados Unidos de 3.75 por ciento, no compensan la inflación que tiene esa economía, por lo que no existe un incentivo para elevar el ahorro financiero.

En el caso de México, el menor crecimiento en el índice de precios no es general en todos sus componentes. La llamada inflación subyacente, que no incluye aquellos productos y servicios que son muy volátiles, por lo cual muestra con más claridad la tendencia de la inflación, sigue una clara tendencia de alza ya que registró un incremento anual de 8.66 por ciento en la primera quincena de noviembre. Sorprende que los precios de las mercancías crecieron 11.50 por ciento y los alimentos lo hicieron en 14.10 por ciento, siendo uno de los componentes que más perjudica a los sectores de menores ingresos de la población. Por su parte, los precios de los servicios solo crecieron en 5.4 por ciento, componente muy influido por los salarios, los cuales se espera tengan un incremento importante en las siguientes semanas, lo que sin duda presionará la inflación.

En el Índice de Precios no Subyacente es relevante la menor tasa de incremento de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, cuyo incremento anual ha sido de solo 3.52 por ciento anual, lo cual significa una caída en los ingresos, presionando así las finanzas públicas. Cabe esperar un ajuste importante en los siguientes meses.

Por otro lado, el crecimiento del PIB es elevado porque la comparación se realiza con respecto al año anterior, que seguía con bajos niveles de actividad económica como resultado de la pandemia. Sin embargo, al realizar la comparación de cada trimestre con el trimestre previo es claro que existe una desaceleración económica. Así, en el primer trimestre de 2022 comparado con el último de 2021 el crecimiento fue de 1.2 por ciento; en el segundo trimestre con el anterior fue de 1.1 por ciento y en el tercero el incremento es de 0.9 por ciento. Es de destacar que la actividad actual es todavía inferior en -2.9 por ciento a la que se tuvo en el último trimestre de 2019. La comparación es más fuerte si hace en términos del PIB per cápita.

En conclusión, los datos actuales no permiten afirman que el ajuste ha terminado, que la inflación ya ha sido controlada y se reducirá en los siguientes meses, por lo que es previsible que las tasas de interés seguirán subiendo en los distintos países en los siguientes meses. Por lo mismo, todavía existe una elevada probabilidad de que las economías más desarrolladas tengan una desaceleración o incluso una recesión en el próximo año. Para compensar lo anterior, sería conveniente crear las condiciones para que se incremente la inversión, tanto pública como privada, en nuestro país.

El autor es economista.

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