GINEBRA, Suiza.- En los últimos años se ha confirmado la importante relación que existe entre la economía y el entorno político. En esta semana se tuvo el triunfo de un candidato que hace algunos meses era desconocido en Argentina y hoy es presidente electo, lo mismo pasó en Ecuador y otros lados. En aquel país la inflación es cercana a 140 por ciento y aumentando, con varias décadas en crisis y uno de los mayores endeudamientos públicos, por lo que los ciudadanos están dispuestos a tomar el riesgo de elegir a un candidato sin ninguna experiencia en la administración pública y no seguir gobernados por el mismo partido.
Al revisar las treinta elecciones presidenciales en América Latina de los últimos ocho años (sin tomar en cuenta en donde no hay democracia, que son Venezuela y Nicaragua), en el 83 por ciento ganó la oposición al partido en el poder, sin importar si era de tendencia de derecha o de izquierda. En general los ciudadanos están votando por el cambio.
Lo anterior me recuerda a un director de una gran agencia de publicidad hace ya varias décadas, él cual me afirmó que el mundo acababa de cambiar y todavía no se sabía, porque… ¡se inventó el control remoto de la televisión! Me decía que con eso las personas dejaban de tener paciencia, ya que si no les gustaba algo que veían en la televisión, no se tenían que levantar del sillón y buscar algo diferente en los distintos canales; ahora lo podían hacer de manera inmediata sin moverse. Me dijo que eso era la nueva tendencia, es decir buscar el cambio rápido cuando no les gusta algo. Es cierto, ahora las personas se impacientan y quieren que se les solucione sus problemas de manera instantánea o cambian sus decisiones electorales. Sin embargo, los partidos no siempre comprenden este cambio y pretenden seguir haciendo las cosas de la manera antigua.
La economía global está inmersa en un profundo cambio derivado de dos fuertes factores:
1) El proceso de mayor integración global en la producción manufacturera con menores costos permitió una impresionante reducción de costos, lo que propició el mayor incremento en la riqueza de la humanidad. Sin embargo, este esquema se está revirtiendo a esquemas como el nearshoring, como resultado de drásticos cambios geopolíticos, como la invasión a Ucrania, el conflicto bélico en Medio Oriente y el desacuerdo comercial entre Estados Unidos y China. Ahora se busca más la seguridad.
2) La importante reversión en las políticas monetarias de la mayoría de los bancos centrales del mundo, que permitió tener varios lustros con tasas de interés cercanas a cero por ciento. Ahora se tienen políticas crediticias contraccionistas, con incrementos importantes en las tasas de interés, que no todos los deudores podrán pagar.
Las ventajas de la globalización no fueron homogéneas para todos los sectores sociales y todos los países: Se benefició más la población con mejor educación, aquellos que estaban en los sectores más dinámicos y aquellos que estaban en los lugares estratégicos, entre otros factores. Esto dio lugar a un creciente descontento social, que en muy pocas ocasiones los gobiernos realizaron acciones para tratar de compensar este desequilibrio.
La actual revolución tecnológica traerá mayores cambios en la manera en que la humanidad vive, lo cual no será homogénea, sobre todo por la deficiente educación en los países más atrasados. En América Latina es común que se fomente la memorización de datos, que se vuelven obsoletos en el tiempo; mientras que en los países más adelantados, como aquí en Suiza, se fomenta la creatividad, el uso de las nuevas tecnologías y el razonamiento lógico. Esto incrementa aún más la brecha entre las naciones, propicia la emigración y el descontento.
México vuelve a estar en la disyuntiva de aprovechar la oportunidad y pertenecer al grupo de países desarrollados o seguir el camino de Argentina de atraso, con recurrentes crisis y vivir en el pasado. En los próximos meses se definirá esto.
El autor es economista.