Benito Solis

El próximo gobierno y los mexicanos tendremos un difícil entorno económico II

En el actual gobierno se han creado numerosos programas de apoyo con dinero en efectivo a la población, los cuales no están debidamente fondeados.

Las señales son muy claras de que durante los próximos años la economía mexicana tendrá grandes retos y problemas que enfrentar. En el escenario internacional siguen incrementándose los diferentes nubarrones que dificultan la marcha normal del comercio entre las naciones y los flujos de capitales, ya sea el conflicto entre las dos grandes potencias económicas del mundo, la guerra en Ucrania que amenaza con extenderse a otras zonas, así como la situación en Medio Oriente. Adicional a esto está el calentamiento climático, que se refleja en modificaciones importantes en los patrones normales del clima, lo que se refleja en sequías inesperadas en distintas partes del planeta, así como excesivas lluvias e inundaciones en otros lados, todo lo cual perjudica la producción, elevando así los precios de los productos.

Dentro de nuestro país cabe destacar el deterioro de las finanzas públicas, en lo que denomino el déficit fiscal estructural. En el actual gobierno se han creado numerosos programas de apoyo a la población en efectivo, los cuales no están debidamente fondeados con recursos adicionales. Esto provocará que se tenga un mayor déficit fiscal durante los próximos años, que no se podrá corregir de manera sencilla.

Como resultado de lo anterior el déficit del gobierno en el 2024 será cercano o incluso superior al 6 por ciento del PIB y la deuda pública arriba del 50 por ciento del PIB. Aunque algunos consideran que no es relevante porque es inferior a lo que tienen otras naciones con nivel de desarrollo y calificación análoga a la nuestra, no tomen en cuenta tres consideraciones: 1) El peso se ha fortalecido, por lo que la deuda denominada en divisas extranjeras se reduce al ponerla en moneda nacional, lo cual se revertirá en la medida en que se debilite el peso mexicano. 2) Los grandes proyectos de inversión, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, así como Pemex y CFE requerirán elevados montos de recursos para poder operar, en la medida en que no modifiquen sus modelos de operación. 3) El servicio de la deuda interna tiene un elevado costo, por las altas tasas de interés, que es equivalente a lo que pagan países que tienen lo doble de deuda.

Todo lo anterior se refleja en presiones en los mercados financieros, altas tasas de interés para los consumidores y las empresas, incrementos en los precios de los artículos producidos dentro del país, pérdida de competitividad de nuestras exportaciones, todo lo cual influye en menor crecimiento económico, así como menor creación de empleos.

Para enfrentar este difícil entorno se deberían tomar varias medidas de manera simultáneas, destacando las siguientes: 1) Reconocer que no es posible que solo el Banco Central controle la inflación, sin el correspondiente acompañamiento de las finanzas públicas. Mientras que el Banco de México eleva las tasas de interés para reducir la liquidez en los mercados monetarios, el gobierno federal la incrementa con su desequilibrio fiscal. Los países que destacan por lograr una baja inflación tienen poco déficit o incluso superávit en las finanzas públicas, como sucede en Suiza, Dinamarca o incluso México en décadas pasadas. 2) Una vez que se controle el desequilibrio fiscal, sería posible reducir las tasas de interés sin tener un impacto en mayor inflación, con todos sus beneficios económicos. 3) Se requiere una política fiscal que propicie el crecimiento de las empresas, al dotar de incentivos a la reinversión de sus utilidades, así como facilitar el pago de impuestos a la economía informal, para así incluirlas en el círculo de la producción productiva. Existen abundante literatura al respecto, destacando el caso de los países nórdicos, en donde reducciones en las tasas de impuestos, se tradujeron en incrementos en la recaudación fiscal, que nos puede servir de ejemplo.

Las elecciones del próximo 2 de junio definirán el tipo de gobierno que se tendrá en los próximos años. Los ciudadanos decidiremos por un gobierno que promueva el crecimiento y la creación de la riqueza y del empleo o uno que propicie el gasto y los subsidios.

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