SAN ANTONIO, Texas.- Sorprende en esta zona de Estados Unidos la gran cantidad de anuncios en las tiendas y negocios solicitando personal que esté dispuesto a trabajar. Esto es reflejo del elevado crecimiento que ha tenido este país en los últimos años, a pesar de la crisis provocada por la aparición del covid. Esto es generalizado en todo el país y diferente a lo que sucede en México, en donde la producción apenas ha podido llegar a los niveles prepandemia y ya muestra claras señales de que se inicia una nueva caída de la economía.
Una constante preocupación en nuestro país y sobre todo cuando se inicia una nueva administración, es cómo lograr mejorar el nivel de vida de la población. A lo largo de los años se han seguido diversas estrategias, como son reducir o aumentar el gasto público; permitir que se tenga un poco de inflación o combatirla de manera drástica; tener una economía cerrada de sustitución de importaciones o de comercio con gran apertura; seguir un esquema de tipo de cambio fijo, de banda flotante y totalmente libre como existe en la actualidad; apoyarse en la democracia o en un gobierno fuerte con menor libertad para los ciudadanos.
Como resultado, la economía ha tenido fuertes altibajos y no parece que predomina un consenso entre la población respecto a cuál es el camino que debe seguir nuestro país, situación que recuerda lo que se discutía el siglo pasado y el antepasado.
Al principio de cada gobierno federal existe cierto optimismo de que la situación va a mejorar, pero los ajustes propios de los cambios de los funcionarios y de las diferentes áreas de responsabilidad reducen la actividad económica en el país. Mientras que sigue el crecimiento en los países desarrollados, en la mayoría de los asiáticos e incluso en varios de África, en Latinoamérica se sigue buscando el camino correcto, con muy bajo desarrollo económico.
Para que se mejore el bienestar de la población no es suficiente que se incrementen los programas sociales con apoyos en efectivo, sin requisitos de educación, de capacitación o de compromiso con la sociedad y que se utilicen recursos que se obtienen de quitárselos a otros sectores, que a su vez provocarán otros problemas como mayor desempleo, menor consumo de otras personas e incluso quiebra de empresas. Por otro parte, si se obtienen de mayor deuda, significa que el actual gasto provocará mayores impuestos en el futuro.
Para incrementar los ingresos públicos y que se puedan sostener los programas sociales es condición indispensable que se tenga un mayor crecimiento económico. Esto crea nuevos empleos, así como mayores utilidades y consumo, que a su vez contribuyan a elevar los ingresos del gobierno. Para lograrlo basta con seguir el ejemplo de los países que tienen crecimiento económico, los cuales propician un entorno en el cual las empresas puedan crecer y los individuos puedan tener una educación y capacitación de calidad, así como libertad para emprender negocios y proyectos.
Recuerdo que platiqué con una maestra de primaria en Suiza, cuando ocurrió la pandemia del covid, que me externaba su preocupación por la pérdida de tres y cuatro días de clases. Le decía que no fue mucho, ya que otros países suspendieron clases varios meses e incluso más de un año, como fue común en México. Ella me contestó que el problema era que su país era pobre, porque no tenía recursos naturales abundantes, tampoco mucha tierra agrícola, sino grandes y abundantes montañas y tampoco tenía costas en los océanos, por lo que se les dificultaba el comercio internacional. Que su crecimiento se basaba en la educación y la capacitación de su población, por lo cual perder clases significaba un costo elevado.
El desarrollo económico del país y el bienestar de la población en los próximos años dependerá, en gran parte, de lo que este gobierno haga en las siguientes semanas y no solo en lo que diga.