Benito Solis

Cambios a la ley de Banco de México agravarán la recesión

El cambio de la ley orgánica del Banco Central preocupa porque se olvida que su único objetivo es la estabilidad en el poder de compra de la moneda.

El autor es economista .

En la actualidad se están discutiendo en el Congreso de la Unión dos iniciativas de ley que de aprobarse, en cómo se han presentado, tendrían un severo impacto negativo en la actividad económica del país: 1°) La Ley Nacional de Seguridad y 2°) la Ley del Banco de México. La primera cambiaría la manera en que nuestro país se relaciona con otras naciones en la lucha contra el terrorismo internacional y el lavado de dinero, los cuales son temas muy sensibles en la mayoría de los países desarrollados y podría percibirse a nuestro gobierno como poco cooperativo en este sentido. Esto podría llevarlos a tomar medidas que afectarían nuestro comercio y flujos de capitales.

Por otro lado, el cambio de la ley orgánica del Banco Central preocupa porque se le establece otro objetivo de política económica, olvidando que el único que tiene es la estabilidad en el poder de compra de la moneda. Tener varios objetivos, varios de ellos contradictorios, los tenía en el pasado y fue la causa principal de la hiperinflación en la década de los 80 en nuestro país. Modificar la ley del Banco Central preocupa a los inversionistas y puede tener consecuencias imprevistas en el empleo y en la inflación.

Sorprende que se presenten este tipo de iniciativas cuando la prioridad del gobierno, y de la sociedad en su conjunto, debería ser llevar a cabo diversas medidas que permitan superar la grave crisis económica que tiene el país y su impacto en el bienestar de la población. Los datos estadísticos más recientes permiten confirmar que la actual es la peor recesión desde la década de los veinte del siglo pasado.

Por ejemplo, se estima que el PIB en México tendrá una contracción anual del 10 por ciento en el presente año, mientras que en Estados Unidos la caída es de sólo una tercera parte. La recesión en México es parte resultado del Covid-19, pero principalmente de la manera en que se ha enfrentado esta pandemia. Hay que enfatizar que la recesión empezó en México varios trimestres anteriores a que hiciera aquí su aparición el coronavirus, el cual ciertamente agravó la crisis económica.

Los datos de la producción industrial permiten dimensionar la grave situación que sufren el país, ya que de enero a octubre de 2020 tuvo una reducción de 11.3 por ciento en comparación al mismo periodo del año anterior. Algunos sectores industriales tuvieron una contracción más drástica en estos meses como son construcción total (-18.7 por ciento), la construcción de obras de ingeniería civil (-26.0 por ciento), la fabricación de insumos textiles y acabado (-34.1 por ciento), la fabricación de prendas de vestir (-36.9 por ciento) y la fabricación de equipo de transporte (-24.6 por ciento), entre otros.

La fuerte contracción en la producción industrial y del sector de servicios ha resultado en la caída del empleo formal e incluso del informal, lo que se ha traducido en una reducción de los ingresos de la población, así como el deterioro de las expectativas en su ingreso futuro. Así, el consumo privado en bienes duraderos y no duraderos ha caído 12.1 por ciento en el periodo enero-septiembre de 2020 en comparación al año anterior.

Especialmente relevante para explicar lo que sucede con la actividad económica es el comportamiento de la inversión. La misma ha tenido una reducción en el plazo de enero-septiembre de 2020 de 20.1 por ciento con respecto a los mismos meses del año anterior, cuando ya había registrado una reducción previa. Preocupa que a diferencia de otros indicadores, la inversión sigue reduciendo con respecto al mes inmediato anterior (ahora -2.9 por ciento de agosto a septiembre); es decir, parece que todavía no toca fondo. Con esto se tiene que la inversión, fundamental para tener crecimiento futuro, está en niveles que existían hace 16 años.

La principal razón que explica el deterioro de la inversión en el país ha sido la desconfianza de los inversionistas, tanto nacionales como internacionales, sobre el comportamiento futuro de la economía y en la capacidad de las diversas autoridades para superar los distintos problemas y shocks que se presenten.

Un importante elemento que ha impedido que, a pesar del grave entorno económico, se tengan mayores y más graves presiones sociales, es la relativa estabilidad en el poder de compra de la moneda, es decir que la inflación se mantenga en niveles bajos. Esto asimismo ha propiciado un tipo de cambio sin un deterioro mayor.

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