El autor es economista .
La más reciente información estadística confirma que la economía mexicana tuvo una contracción de -8.5 por ciento el año pasado, con datos desestacionalizados, como habían mostrado los datos preliminares de Inegi semanas antes. Esto se agrega a la disminución mostrada en 2019, siendo la mayor caída en casi un siglo.
Algunos sectores fueron muy perjudicados en este periodo, como sucedió con la construcción (-17.2 por ciento con los datos originales), las industrias manufactureras (-10.0 por ciento), electricidad, agua y gas al consumidor final (-5.3 por ciento). En el sector terciario destacan las caídas en distintas ramas, como son el del transporte, correo y de almacenamiento (-20.4 por ciento), servicios de esparcimiento y otros (-54.0 por ciento), servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas (-43.8 por ciento), comercio al por menor (-9.7 por ciento) y servicios profesionales (-6.5 por ciento), entre otros.
La actividad económica estuvo en su menor nivel en mayo pasado y a partir de ese momento inició una paulatina recuperación, aunque cada vez con menor dinamismo. Sorprende que en diciembre pasado el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) solo registró un incremento de 0.1 por ciento con respecto al mes inmediato anterior, lo cual puede significar que la recuperación está frenándose. A pesar de esto, los distintos pronósticos elaborados por instituciones nacionales y extranjeras indican que se espera que la economía mexicana tenga un crecimiento superior a 4.0 por ciento en el presente año. Sin embargo, esto no compensará la fuerte caída anterior previa, por lo que su actividad todavía estará por debajo del nivel que tenía en el último año del sexenio anterior.
La gran mayoría de las naciones del mundo han iniciado su recuperación, siendo tres las principales 'locomotoras' que arrastran a las demás con la demanda de su población, que son Estados Unidos (con un crecimiento del PIB esperado de 5.1 por ciento según el FMI), China (8.1 por ciento) y la India (11.5 por ciento. Por su lado, este organismo pronostica que la Zona Euro tendrá un dinamismo de 4.2 por ciento en 2021.
Sin embargo, entre los principales signos que indican que la recuperación de la economía mexicana podría estarse deteniendo están los siguientes:
1) El IGAE muestra cada vez un menor crecimiento mensual, aunque los datos comparativos anuales seguirán siendo muy positivos. Por otro lado, las importaciones siguen mostrando debilidad, lo que confirma que el ingreso de las personas continúa sin una recuperación relevante.
2) Esto se confirma al ver el indicador de consumo privado, que fue de -0.5 por ciento en diciembre pasado en comparación al mes inmediato anterior. Este índice tuvo una contracción de 11.0 por ciento en el curso del año pasado, que fue incluso peor que la caída del PIB del 8.5 por ciento, siendo la diferencia el incremento de las exportaciones.
3) Las ventas internas de vehículos ligeros habían empezado a recuperarse a finales del año pasado, pero vuelven a registrar datos preocupantes en enero y febrero de 2021 (-22.6 y -21.1 por ciento anual respectivamente).
4) La inversión fija bruta tuvo una contracción de 18.2 por ciento en promedio el año pasado con respecto a 2019. Sin embargo y, al igual que toda la economía, había empezado a mostrar una recuperación a partir de junio pasado. Pero en diciembre pasado vuelve a mostrar una caída mensual, en esta ocasión de 2.1 por ciento con respecto al mes inmediato anterior, con cifras desestacionalizadas.
En conclusión, la economía mexicana estuvo inmersa en una fortísima contracción el año pasado, que no fue aún más grave debido a la recuperación de las exportaciones en el segundo semestre del año. Sin embargo, la recientemente aprobada ley del sector eléctrico puede poner en riesgo diversas exportaciones del sector manufacturero. Esto tanto por regulaciones internas de los países consumidores de nuestros productos como por la pérdida de competitividad que tenga el país; lo que frenaría un importante componente de la demanda agregada.
Para evitar que la economía mexicana pierda dinamismo es conveniente tomar diversas medidas para fomentar el proceso de recuperación, para así poder acompañar el crecimiento de la demanda de economía global.