Benito Solis

Se agravan 'guerra comercial' y desaceleración económica

De continuar esta 'guerra comercial' entre las dos principales economías del mundo, el gran perdedor sería el comercio internacional.

Los distintos mercados financieros en el mundo se han comportado de manera muy volátil, con clara tendencia negativa en los últimos días, debido a las recientes declaraciones y amenazas del Presidente Trump de imponer nuevos aranceles a las importaciones que realizan su país de otras naciones, como son China y Francia. Con su estrategia de amenazar y golpear a sus contrapartes antes de juntas importantes, a fin de 'debilitarlos', asistió a la reunión del G-7 por lo que sus declaraciones tuvieron impacto global.

El hecho de que México haya aceptado sus presiones en el aspecto migratorio ante la amenaza de elevar los aranceles hace varias semanas (lo cual está explícitamente prohibido dentro del TLC), lo presenta como un triunfo ante sus electores norteamericanos y trata de repetir esta estrategia frente a China. Sin embargo, ambos casos no son comparables por el mayor tamaño de la economía asiática, así como la diversificación de sus exportaciones; por su sistema político que no tiene elecciones en los siguientes años; por las elevadas reservas internacionales con que cuenta, sobre todo en Bonos del Tesoro norteamericano y otros puntos más, que le dan una mayor capacidad negociadora.

De continuar esta 'guerra comercial' entre las dos principales economías del mundo, el gran perdedor sería el comercio internacional, el cual ha permitido un incremento sustancial en la competitividad global, una reducción relevante en los distintos costos de producción, así como un aprovechamiento muy relevante de las economías de escala en todo el mundo. Los otros perdedores de reducir el comercio global serían el poder adquisitivo de los consumidores en los distintos países, así como la demanda agregada, lo que afectaría el crecimiento y finalmente el empleo y, en consecuencia, la distribución del ingreso.

Esto sucede porque los mayores aranceles suben los precios de los distintos productos y materias primas que se adquieren de los otros países, lo que eleva los costos de producción. Los fabricantes no pueden repercutir en su totalidad estos mayores costos, porque se reducen sus ventas y tienen que absorber al menos parte de los mismos, lo que se refleja en menores utilidades de las empresas (por eso se reducen los índices de las bolsas de valores) o incluso tienen pérdidas.

Todo lo anterior provoca que las empresas contraten menos personal o incluso se vean obligadas a reducir su plantilla laboral, cancelando proyectos de inversión y elevando las carteras vencidas de los bancos. Por su parte, las empresas radicadas en los países exportadores reducen sus volúmenes de ventas, lo que se refleja en una menor actividad económica.

Ya varios países muestran una clara desaceleración de sus economías como son China y Estados Unidos o incluso muestran datos negativos o nulos en los pasados trimestres como son el caso de Alemania (-0.3 por ciento), Gran Bretaña (-0.8 por ciento), Turquía (-2.6 por ciento) e Italia (0.1 por ciento).

El caso de México es más preocupante por el debilitamiento de nuestra economía debido a razones internas. Ya en el primer semestre del año se reporta un incremento de solo 0.2 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior y sin realizar el ajuste por estacionalidad se tiene una contracción anual de -0.8 por ciento en el segundo trimestre del año. Esta situación ha sido provocada por el ajuste normal de la entrada de un nuevo gobierno con nuevas políticas económicas, la incertidumbre que las mismas provocan en la inversión privada y la política fiscal y monetaria que están siguiendo las autoridades correspondientes.

Por lo mismo, el deterioro en el entorno global que está provocando el fuerte incremento en los aranceles agravaría la desaceleración económica nacional. De aquí la importancia de llevar a cabo medidas que incrementen la confianza de los distintos inversionistas.

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