Opinión Benjamin Hill

Los millennials al escenario de la historia

Los millennials no comparten las connotaciones negativas que generaciones anteriores tienen hacia palabras como “socialismo” y que al contrario, más bien se perciben como víctimas de la desigualdad que ha producido la economía capitalista.

El deseo de entender la historia a través del carácter y sensibilidad de las personas que han sido sus protagonistas, nos ha llevado a tratar de clasificar a las generaciones en torno a un conjunto de características comunes. Así, podemos ver la historia como resultado de los intereses, el temple, los afectos y los odios que distinguen a cada generación.

En México hay unos 20 millones de personas que caen en la definición de "millennial" o generación "Y", esto es, aquellos nacidos entre 1981 y 1996 y que por lo tanto andan por ahí entre los 39 y 24 años. Dentro de pocos años, los millennials representarán el porcentaje mayoritario de electores en el padrón y tendrán en sus manos las riendas del país desde posiciones clave en las empresas, las organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación y el gobierno. Tener un mejor entendimiento intergeneracional y tratar de adivinar el rumbo que tomará la historia pasa por conocer sus aspiraciones y creencias, las cosas que los inspiran y motivan a actuar.

El Deloitte Global Millennial Survey 2019 es un reporte en el que se entrevistó a 13 mil millennials de 42 países, incluyendo a México. Los resultados generales del estudio muestran que en esa generación existe un pesimismo social y político muy profundo; no tienen fe en las instituciones sociales tradicionales, incluyendo a los medios de comunicación. No se sienten satisfechos con aspectos importantes de sus vidas, como su situación financiera y sus trabajos. Los millennials aspiran a ayudar a sus comunidades antes que tener familia o construir un negocio propio. Prefieren consumir los productos y servicios de empresas con quienes comparten valores, y rechazan las empresas que tienen posiciones políticas o prácticas de negocios que desaprueban. Los políticos son por mucho, el grupo con menor credibilidad para los millennials. Piensan que los políticos sólo ven por sus propios intereses, que no les interesa el bienestar de la sociedad, ni generar condiciones para una mayor movilidad social. Otro estudio realizado por el PEW Research Center en Estados Unidos indica que los millennials se ven a sí mismos como una generación más tolerante, diversa, con distintos valores, seguros de sí mismos, y abiertos al cambio. A diferencia de lo que dicen los estereotipos, los millennials no son irresponsables, sino que son personas que cuestionan las reglas; no es que no tengan ambiciones materiales y de consumo, sino que se interesan por el impacto de las empresas sobre las personas y el medio ambiente; son pesimistas pero están activos, se ven a sí mismos como factores de cambio. Si hubiéramos de resumir en una palabra lo que caracteriza a los millennials esa palabra es desilusión. Si tuviéramos que definir su mayor aspiración, esa sería la de promover un cambio social positivo, que incluya la preservación de la naturaleza y la mejora de la sociedad en su conjunto.

Charlotte Alter, colaboradora de la revista Times, está por publicar este mes un libro titulado The ones we've waiting for, un ensayo sobre cómo la generación millennial puede promover cambios sustanciales en la forma de hacer política en Estados Unidos. En artículos donde hace adelantos de su libro y en entrevistas, Alter dice que los millennials están por hacer una revolución política en la que la mayoría de los electores en ese país harán un giro ideológico hacia la izquierda y a la adopción de políticas públicas progresivas. Argumenta que los millennials no comparten las connotaciones negativas que generaciones anteriores tienen hacia palabras como "socialismo" y que al contrario, los millennials más bien se perciben como víctimas de la desigualdad que ha producido la economía capitalista. Alter pronostica un acercamiento a políticas parecidas a las de los socialistas europeos y un consenso mayoritario sobre temas específicos como el calentamiento global, reformas fiscales progresivas, la universalidad de los servicios públicos de salud, gratuidad de la educación, servicios públicos de guardería, legalización de las drogas y reformas en el sistema de justicia penal, que actualmente encarcela fundamentalmente a los más pobres y a miembros de minorías raciales. Alter sostiene que los millennials, a diferencia de la Generación X –la mía propia–, tienen los valores, la vocación y la capacidad de organizarse como para convertirse en una generación de ruptura con el pasado y capaz de encabezar reformas de alto alcance, como no se han visto en Estados Unidos desde los gobiernos de Franklin Roosevelt y Lyndon Johnson .

Es difícil predecir cuál será el futuro de los millennials en México y la influencia que tendrán. Las elecciones de 2016 dejaban adivinar muchas de sus preocupaciones sobre el rumbo del país, en particular sobre la desigualdad y los problemas sociales, la corrupción política, la discriminación y la agenda de diversidad, la legalización de las drogas y en general, su profunda insatisfacción con la forma tradicional de hacer política. Desde el movimiento Somos 132 y hasta el día de hoy, con el movimiento #MeeToo, las recientes manifestaciones de mujeres y otros movimientos que han protagonizado, sabemos que los millennials tienen una gran capacidad de organización y también, poca paciencia para esperar resultados. Muchos tal vez vean aún en el actual gobierno un reflejo de sus aspiraciones; otros probablemente se están impacientando y aspiran a un tener un mayor protagonismo. Como sea, se trata de una generación de crítica, de rompimiento y cambio que sin duda se ganará su lugar en la historia.

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