C Minds

Inteligencia artificial en la lucha contra el Covid-19

La tecnología no puede prever la aparición de una nueva enfermedad y menos una pandemia, pero puede ayudarnos a reducir su esparcimiento e impacto.

Por Ana Victoria Martín del Campo Alcocer

En los meses previos a la caída del imperio azteca, los españoles comenzaron a aliarse con los pueblos aledaños a Tenochtitlan para planear la batalla que por fin ganaría la guerra. Salieron al combate. No obstante, las campañas militares fueron menores ante la hecatombe causada por la viruela y la salmonela. Historiadores se han preguntado si México sería el país que conocemos hoy sin el papel que jugaron estas dos enfermedades. En aquel entonces, y en varias otras pandemias en la historia de la humanidad, los políticos y grandes dirigentes se vieron impotentes para controlar la situación. Las enfermedades se atribuían a deidades y maldiciones hasta que con la ciencia y la tecnología empezamos a descubrir la microbiología lo cual nos ayuda a entender las enfermedad y su comportamiento y así generar curas y planes de control de emergencia.

Si bien la tecnología no puede prever la aparición de una nueva enfermedad y menos una pandemia, puede ayudarnos a reducir su esparcimiento e impacto. En el 2009, cuando surgió la pandemia global, se logró compartir de forma pública la secuencia genética del H1N1 en tan solo 9 días para poder empezar a desarrollar pruebas de diagnóstico y cura. Once años después, en enero del 2020, nos tomó 5 días compartir la secuencia de una enfermedad desconocida. y fue cuestión de semanas para que se identificara qué era el Coronavirus (COVID-19), sus síntomas y su probable tratamiento. Todo esto se logró a través de esfuerzos internacionales y avances tecnológicos notables, herramientas que no existían todavía en las pandemias previas.

Ante el COVID-19, los países se han dado a la tarea de recolectar uno de los recursos más valiosos: los datos. Cada vez son más los esfuerzos por recopilar bases masivas para optimizar la toma de decisiones; datos para identificar casos nuevos, dar seguimiento a los existentes y anticipar los casos futuros. En Israel, uno de los mejores países en desarrollo de Inteligencia Artificial (IA), se generó un algoritmo que recopila información sobre síntomas y movilidad; gracias a que 60 mil israelíes contestaron la encuesta, el gobierno previó pedir 100 mil kits de prueba de COVID -19. En México la UNAM está desarrollando una encuesta nacional para que los investigadores del Centro de Ciencias y los de Salud elaboren modelos epidemiológicos que ayuden a identificar medidas de respuesta ante la epidemia. La tecnología también nos está ayudando a abastecernos de herramientas esenciales. En Italia, por ejemplo, la empresa Calzedonia está ayudando a surtir los hospitales con impresoras 3D capaces de imprimir 10 mil mascarillas al día. Mientras, en China, el cielo de las ciudades está poblado de drones que han acelerado por 50% el reparto de medicamentos.

En conclusión, cada vez es más difícil imaginar el manejo de situaciones críticas sin las herramientas de la IA. Por ello, C Minds está trabajando para promover el uso ético de la IA, enfocado en tener un impacto social positivo en América Latina; buscando que las tecnologías disruptivas nos ayuden a enfrentar los retos sociales y ambientales del mundo. Quizás Tenochtitlan no pudo combatir a estos diminutos ejércitos invisibles, pero México, con la gran cooperación ante las emergencias que lo distingue, saldrá adelante.

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