Hace algunos días, en un desayuno que miembros de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión sostuvimos con el presidente del PRI, Alejandro Moreno, le hice ver que a la oposición le faltan propuestas. Que no existe ningún planteamiento por parte de los partidos que conforman la alianza opositora que sea atractivo para el electorado, que se encuentra ansioso por conocer lo que la opción no morenista plantea en el contexto electoral y de cara a 2024. A todos nos queda claro lo que Morena propone aunque se esté o no de acuerdo con sus planteamientos; todos conocemos que se trata de beneficiar a los más pobres, de no hacer uso de la fuerza pública para combatir a la inseguridad, de construir obras faraónicas, etcétera. Pero de la oposición no se sabe nada… o no se sabía hasta que Alito planteó como una propuesta concreta de su partido –o de él mismo, vaya usted a saber– el dar el derecho a los ciudadanos de tener armas de alto poder para poderse defender de los delincuentes, un poco a semejanza de lo que ocurre en Estados Unidos. Este planteamiento fue desestimado casi de inmediato por la mayoría de los analistas políticos, que ven en dicha opción el camino más corto para llegar al caos social en que cada quien se rasque con sus uñas y se defienda como Dios le dé a entender. Y sin embargo, esta propuesta ha despertado algunas simpatías entre algunos segmentos de la población, que consideran que ante la inacción del Estado, que se traduce en cada vez más muertes absurdas y de las que no se espera se tengan soluciones o se encuentren a los responsables de las mismas, el derecho a la autodefensa con armas de gran poder no es una mala opción. Cabe mencionar que actualmente en México los ciudadanos ya contamos con el derecho a poseer armas en nuestra casa, siempre y cuando no sean de las reservadas para uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, pero parece ser que esto no satisface las aspiraciones de seguridad de Alito y algunos de sus seguidores, que consideran seriamente que esta opción puede ayudar a disminuir los niveles de violencia contra los ciudadanos.
Esta propuesta –por estúpida que parezca– puede tener también el fin de eclipsar las acusaciones que cada martes endilga la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, a su predecesor y, aun así, es la primera propuesta concreta que viene de la oposición de cara al año 2024. Dicen que no hay una segunda oportunidad de causar una buena primera impresión, y la oposición echada en la hamaca de simplemente no decir ni hacer nada, de no proponer nada, causa la impresión de que su primera propuesta es ésta, la de armarnos hasta los dientes y a ver de a cómo nos toca en la guerra fratricida. Y aunque parezca difícil de creer, existen personas que no ven con malos ojos esta iniciativa, ya que consideran que ante el fracaso y abandono completo del Estado de sus labores de dar seguridad pública a la ciudadanía, no tenemos más opción que ésta. Sin embargo, este tipo de iniciativas difícilmente serán secundadas por los demás miembros de la alianza opositora en ciernes, por lo que habrá que ver si al final esta voluntad de comenzar a hacer definiciones sobre lo que quiere la oposición, no acabará restándole en vez de sumarle.
El autor es abogado experto en administración pública.