Carlos Javier Gonzalez

La verdadera transformación, no la de cuarta

Lo que no previó López Obrador es que las clases medias son las que cambian a las sociedades y fueron esas mismas las que le dieron el triunfo en 2018 y a las que traicionó arteramente.

Andrés Manuel López Obrador logró una transformación. Tal vez no la que él quería, pero sí logró transformar una parte importante del país. Alguien que tuvo todo para ser el mejor presidente de México al haber ganado su elección con una legitimidad a toda prueba, con mayoría calificada en el Congreso de la Unión y con una aprobación entre la población sin precedentes, despilfarró estos atributos con el único afán de mostrar sus propios complejos y atacar a quienes nunca lo vieron como él hubiera querido ser visto: un auténtico ciudadano.

Pudiendo haberse convertido en un factor de unidad nacional, prefirió ser el divisor de la patria; el juez supremo de la moralidad y el patriotismo; el que decidía quiénes eran puros y quiénes eran sucios; el que decidió de manera unilateral que el país tenía que adaptarse a su visión y constructo, y no a la inversa; el que pudo haber combatido al crimen incluso haciendo uso del artículo 29 de la Constitución y que nadie se lo hubiera cuestionado; el que pudo terminar con la corrupción y no dejarse terminar por ella, entre muchas otras cosas.

Y no, decidió que pasaría a la historia como el gran divisor, ese que un día sí y otro también atacaba a las clases medias, a los profesionistas, a los periodistas, a los médicos, a los ambientalistas, a las madres buscadoras, a las madres a secas, a las mujeres, a los científicos y en general, a todos quienes no le rindieran pleitesías.

Triste final para un presidente con una legitimidad incuestionable. Pero lo que no previó López Obrador fue que las leyes de Newton se manifestaran en la sociedad y que, la reacción a sus mezquinas acciones, fuera del mismo tamaño en sentido inverso. Los agraviados por sus ataques injustos se hartaron, y decidieron demostrarlo tomando las calles.

Sí, López Obrador logró que las clases medias salieran a manifestarse en números que nunca podrán igualar en protestas libres de ciudadanos libres, no acarreados ni amenazados con el petate del muerto gubernamental. Lo que no previó López Obrador es que esas clases medias, son las que cambian a las sociedades y fueron esas mismas clases medias que le dieron el triunfo en 2018 y a las que traicionó arteramente. Se creyó dueño de la patria y de la bandera y la sociedad le demostró su dolosa equivocación, las clases medias le pusieron el cascabel al gato.

El peso de estos agraviados se verá reflejado en el actuar público porque habrá una clase media pendiente, responsable, vigilante y, gracias a López Obrador, ya sin miedo a tomar las calles y plazas por el bien de la República. Ese ímpetu demostrado por la ‘marea rosa’, no se perderá. Ya nos dimos cuenta que organizarnos no es tan complicado como podría pensarse. No se necesitan autobuses que trasladen a la gente, no se necesitan frutsis ni tortas ni billetes de quinientos pesos.

No, lo único que se necesita es dignidad y valor y esos, la sociedad mexicana los ha recuperado justamente por los excesos de quien quiso arrebatárselos a la mala. Esa es la verdadera transformación, esa sí va a perdurar y no, los dichos huecos de un hombre que no supo ser gobernante y a quien la historia pondrá en su justo lugar.

En Anexo

La colonia Roma comienza a ser víctima de su propio éxito. Resulta que en una casona hermosa ubicada en la esquina de las calles de Orizaba y Guanajuato, a alguien se le ocurrió que era buena idea poner un antro al aire libre con un escándalo insoportable que en breve ahuyentará a los visitantes de los cafés y restaurantes contiguos si no se hace algo. Ese lugar se conoce como Roof Madre y es una prueba más de que en México, la empatía entre antreros y vecinos no existe. Como siempre, a matar la gallina de los huevos de oro a cambio de que se enriquezcan unos cuantos. Qué vergüenza.

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