Competencia 2.0

Las lecciones de Rafael Nadal para los negocios

No habrá grandes empresas sin el esfuerzo y agotamiento previos; sin derrotas y fracasos que entrenen al triunfador, como en el impresionante caso de Nadal.

Hace unos días, Antonio “Toni” Nadal, el tío de Rafael Nadal, escribió un artículo en el periódico español El País para comentar sobre los éxitos de su sobrino. El autor sabe bien de lo que habla, tras haber sido su entrenador por varios años y llevarlo de la mano en sus primeros 16 triunfos en torneos de Grand Slam. Así, Toni describe de manera magistral las características que considera hacen a Rafael Nadal un héroe del deporte moderno.

Toni explica las claves del éxito de su sobrino, resumiéndolo en la costumbre de afrontar la dificultad. En ese artículo explica como Rafael tenía la obligación y el convencimiento de no quejarse, aceptar que las cosas no salen bien siempre y, sobre todo, de asumir que la dificultad es parte del proceso. Escribe Toni “Él aceptó la exigencia, absolutamente todos los días de todos los años (…) entrenar más tiempo del previsto, de no quejarse jamás y de pegarle a la bola, cada vez, lo mejor que pudiera. Pero, sobre todo, de entender y aceptar que, aunque hiciéramos todo esto, no necesariamente las cosas saldrían bien.”

Es justamente eso lo que hemos admirado más del triunfo de Rafael en Australia. No es su nivel de tenis o la belleza de sus golpes, sino la resiliencia para venir de atrás a su edad, saliendo de lesiones y sobreponerse y demostrar esa fortaleza mental. Su triunfo se ha vuelto un ejemplo único de lucha y compromiso frente a la adversidad.

Es interesante como el tío de Rafael vincula el secreto del éxito del tenista con la realidad del mundo moderno. Relaciona claramente lo que sucede con los deportistas jóvenes con el deterioro general de la cultura del esfuerzo y la resiliencia frente al fracaso y la adversidad. Estas lecciones son aplicables a cualquier entorno, pero en especial al entorno de negocios y de los emprendimientos empresariales.

Ese modelo de lucha frente a la adversidad, de seguir intentando frente a las dificultades, de seguir emprendiendo, aunque los primeros proyectos no funcionen, es lo que hace a los mejores empresarios también. Entender que el esfuerzo es constante, que el proceso exige pasar por épocas de crisis y grandes “lesiones”, que quejarse no sirve de mucho y que debes seguir adelante a pesar de todos los elementos que te afectan. Entender que, a pesar de que haces todo esto, y pones todo tu esfuerzo, no necesariamente las cosas saldrán como quieres.

A veces se pregunta qué hace mejor a una empresa en un mercado competido; qué hace que alguien logre innovar en mercados que parecerían totalmente saturados; o por qué emprendimientos de pocos años se convierten en unicornios en poco tiempo. La realidad es que, en la gran mayoría de los casos, se debe principalmente al nivel de resiliencia de la empresa y en especial, a un terco emprendedor que la hace de Rafael Nadal.

Los casos que hemos visto recientemente en prensa de Incode, Bitso, Clip o Kavak, no son éxitos de la noche a la mañana. Detrás de ellos están emprendedores como Ricardo Amper o Adolfo Babatz que pasan años resistiendo adversidades, luchando, recibiendo portazos en la cara y enfrentando todo tipo de retos día con día. Gente que, haciendo bien las cosas, enfrenta todo tipo de trabas y problemas que no los dejan avanzar por años y a pesar de eso, siguen intentando.

Los estudiantes y los jóvenes emprendedores deben entrenarse para enfrentar la adversidad. Ya hemos comentado aquí evidencia de casos de empresas que, para lograr competir en mercados mundiales, normalmente deben “entrenarse” con grandes rivales en su mercado local, pues a mayor nivel de exigencia y resistencia se vuelven mejores, como los deportistas.

Dice un proverbio latino que la prosperidad muestra a los dichosos, pero la adversidad revela a los grandes. A pesar de toda la cultura de la comodidad actual, me parece que no hay nuevas fórmulas secretas. No habrá grandes empresas sin el esfuerzo y agotamiento previos; sin derrotas y fracasos que entrenen al triunfador, como en el impresionante caso de Nadal.

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