Competencia 2.0

Del Toro, Cuarón, Iñárritu y los aranceles al acero

Carlos Mena considera que el éxito de los mexicanos exitosos en Hollywood es una lección para todo el mundo, en especial para Trump y su plan proteccionista.

Existe una gran lección para México y el mundo con el éxito de los cineastas mexicanos. El gobierno de Trump podría aprender ahora que discute tantas protecciones a su industria y restricciones al comercio internacional: competir con los mejores te hace mejor y el proteccionismo no funciona.

A todos los mexicanos nos ha enorgullecido lo que han logrado nuestros compatriotas en el cine en los últimos años.

No sólo son estos tres grandes directores, también son los logros de fotógrafos como Lubezki y Rodrigo Prieto, actores como Salma Hayek, Lupita Nyong´o, Demián Bichir, Gael García y Diego Luna; grandes diseñadores como Eugenio Caballero, e incluso maquillistas como Beatrice de Alba y los ingenieros de sonido Hernández y García.

Desde mi punto de vista, lo que ha logrado generar grandes artistas mexicanos que han revolucionado el cine mundial, es justamente su exposición al mercado más grande y competitivo del mundo. Estos grandes del cine han tenido que forjarse una carrera enfrentándose a los mejores del planeta. En Hollywood si algo no falta es justamente la competencia contra los mejores, los más hábiles, los mejor financiados, los más eficientes y eficaces de todos los ámbitos del arte. Si los cineastas mexicanos no hubieran competido por tantos años contra los máximos exponentes en sus disciplinas, probablemente no hubieran logrado lo que hoy nos llena de orgullo y patriotismo.

¿Qué tiene que ver esto con aranceles al acero y aluminio?

Esto de que la competencia con los mejores te hace mejor, no parece ser tan obvio para todos cuando hablamos de otras materias, especialmente en comercio. En el ámbito económico estamos viendo como muchos países pretenden cada vez más lo contrario: generar más barreras al comercio, más impedimentos para que los empresarios de un país no tengan que enfrentarse a otros competidores, para que sus empresas no tengan que pelear con las mejores.

La evidencia demuestra que el precio de esa falta de exposición a la competencia internacional y al libre comercio lo acaban pagando en primer lugar, los consumidores. Sin duda la protección que pretende generar Trump la pagarán los consumidores norteamericanos con coches, construcción, transportes y hasta latas y sartenes más caros. Pero, pensemos en un segundo efecto, el efecto que tiene el proteccionismo en las empresas, en los mismos competidores de esos mercados que serán protegidos por barreras.

A la larga, los participantes serán debilitados, se harán flojos y dejarán de innovar, invertir y estar a la altura de sus competidores a nivel mundial. El efecto en el mercado completo y en la productividad es tal, que genera un menor potencial de crecimiento económico y desarrollo.

Algunos me dirán que no se puede comparar el producir acero con hacer cine, y seguramente Cuarón y Salma Hayek estarán muy enojados por este símil que pretendo, pero la historia de los países demuestra la relación clara entre competencia, exposición a la presión de competidores extranjeros y la productividad de las empresas. Parecería que muchos gobiernos en el mundo no ven que no pueden aspirar a mejoras en competitividad y acercar a sus trabajadores a las industrias del futuro a través de la protección de la industria nacional y cerrarse al comercio exterior.

Por otro lado, en México debemos aprender de este ejemplo de los mexicanos en el cine para copiarlo en todos los ámbitos, como el deportivo, por ejemplo. A algunos papás no les gusta que sus hijos jueguen con los buenos. Prefieren ganar en cortito. El problema es que esa falta de competencia y triunfos fáciles a la larga se paga. ¿Qué pasaría si más jugadores mexicanos de futbol jugaran en las mejores ligas del mundo, o si nuestros basquetbolistas jugaran en Estados Unidos como Lubezki lo hace en Hollywood? Seguramente destacaríamos más. Igual de evidente debería sernos en el ámbito económico, la protección, subsidios y cerrazón no son los medios para generar un mejor entorno competitivo y un ambiente para el emprendimiento y el comercio que tanto necesitamos.

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