“La inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio”
Stephen Hawking (1942-2018)
El tema de adaptabilidad al entorno no es nuevo, tiene mucho que ver con una idea del futurólogo Alvin Toffler (1928-2016), quien decía que: “los analfabetos del siglo XXI no serán quienes no sepan leer o escribir, sino los que no sean capaces de aprender, desaprender y volver a aprender”. En efecto, adaptarse tiene que ver con aprender cosas nuevas y desaprender (deshacerse) de conocimientos o rutinas que pudieron haber sido muy exitosas, pero que al cambio del entorno ya no dan resultado.
Ya habíamos tocado el tema cuando hablábamos en este espacio del inglés Charles Darwin, el famoso científico de la naturaleza que planteó la teoría de la evolución a través de la adaptabilidad de las especies (Darwin y la empresa, EF, 17/jul/2013).
De acuerdo con la teoría de Darwin “las especies que sobreviven no son las más grandes ni las más fuertes ni siquiera las más inteligentes o las que cambian o mejoran rápido. No, las especies que sobreviven son las que se adaptan mejor”.
Podríamos parafrasear esta afirmación si sustituimos a las especies por empresas, y encontraremos que se aplica con la misma efectividad. En efecto, la historia de las empresas nos lo demuestra con frecuencia; no son las más grandes ni las que tienen más dinero en la caja; ni siquiera las que han hecho gala de inteligencia, las que sobreviven son aquellas que, precisamente, se adaptan mejor.
Michael Mankins es socio (especialista en estrategia) de Bain & Company, la afamada consultora. En un artículo que escribió recientemente en la Harvard Business Review(1), Mankins afirma que la mejor estrategia en tiempos inciertos es la adaptabilidad. Lo anterior en el mismo tenor de ideas que Charles Darwin. El autor nos propone tres características para obtener lo que podríamos denominar una “adecuada adaptabilidad estratégica”. A continuación, las presentamos, añadiendo algunas reflexiones:
1. Disposición y voluntad de adaptarse (Willingness to adapt). Si algo aprendimos de la crisis del Covid-19 fue la importancia de saber adaptarse rápidamente, primero para sobrevivir y segundo para poder “prosperar” en las nuevas realidades.
No creo que ninguna empresa haya considerado en su planeación la crisis que se dejó venir, y rápidamente vimos ejemplos de adaptación: restaurantes que convirtieron a sus meseros en repartidores y empezaron a entregar comida a domicilio o –uno que me impactó– aeropuertos o estacionamientos de WalMart, en Estados Unidos, que se convirtieron en autocinemas. Un excelente ejemplo de redefinición de modelo de negocio. A los que no le fue bien fue por no adaptarse rápidamente y por no encontrar una salida viable (en su defensa hay que decir que no era sencillo).
2. Actitud innata para ser flexible (Inbuilt flexibility). La flexibilidad, en tiempos de volatilidad, cambio e incertidumbre se vuelve prácticamente una ventaja competitiva, y aquí podemos poner como ejemplo al muy mencionado nearshoring; las empresas con cadenas rígidas de abastecimiento, ante los problemas mundiales (la guerra de Ucrania, o el todavía confinamiento en China) ven suspendidos sus suministros, en cambio las empresas que se las arreglan, por ejemplo, con exportadores mexicanos, flexiblemente, logran asegurar suministros y mantener operando su línea de producción. Ya se ha dicho mucho, es una excelente oportunidad para nuestro país; una ventana que habría que saber aprovechar (les recomiendo ver la editorial de Enrique Quintana, de este lunes 23 de enero).
3. Planeación dinámica (Dynamic planning). Un concepto que esencialmente es muy parecido a las tecnologías Agile. ¿De qué se trata? En vez de usar modelos de planeación tradicionales, que consumen tiempo y donde acabamos obteniendo un plan rígido, mejor interactuemos con la realidad, diagnosticando con frecuencia y elaborando (reelaborando) planes mucho más flexibles que se vayan adaptando a las nuevas condiciones del entorno. Esto requerirá no solo diagnosticar con frecuencia, sino también, del lado dela empresa, aprender (y desaprender) prontamente para poder adquirir competencias y, así, adaptarnos con celeridad a las nuevas circunstancias, exitosamente.
Recordemos esta frase: “la nueva estabilidad es estabilidad en movimiento”. Estas palabras que cuestan entender, pero que son muy ciertas pertenecen a Leo Piccioli, inversor, escritor y ex CEO de Officenet y de Staples en Latinoamérica. Me parece que es una frase que, dentro de su contradicción (lo estable no se mueve) nos invita a entender que debemos sentirnos a gusto, adaptándonos adecuadamente a las nuevas circunstancias. Finalmente es lo que han hecho quienes en tiempos difíciles han sabido tener éxito (a pesar de las dificultades).
(1) “In Uncertain Times, the Best Strategy Is Adaptability” (En tiempos de incertidumbre, la mejor estrategia es la adaptabilidad), por Michael Mankins, Harvard Business Review, 24 de agosto de 2022.
*Profesor decano del área de Política de Empresa (Estrategia y Dirección) en el IPADE.