“La planeación estratégica no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de decisiones presentes”.
Peter Drucker
“La estrategia consiste en estirar recursos limitados para adaptarse a aspiraciones ambiciosas”.
C. K. Prahalad
La formulación de la estrategia es un proceso sistemático y creativo que ayuda a las empresas y organizaciones (o incluso a cualquier proyecto) a definir su rumbo y a alcanzar sus objetivos. Es una tarea compleja que requiere de una comprensión profunda del entorno en el que opera la organización, de sus recursos y de sus capacidades, de sus limitaciones, de las oportunidades y las amenazas que presenta el entorno, además de las metas y objetivos que pueda y quiera alcanzar.
El proceso de formulación de la estrategia puede variar en función de la organización y de su particular contexto, ya que es un proceso que abarca varias etapas interrelacionadas, aunque casi siempre incluye los siguientes pasos:
1. Definición de la misión, visión, filosofía y valores. La organización debe definir su misión (su propósito y razón de ser), su visión (lo que aspira ser a largo plazo) y su filosofía y valores (los principios y creencias que guían su comportamiento y toma de decisiones).
2. Diagnóstico del sector (entorno). En esta fase, la organización debe analizar el entorno en el que opera, incluyendo el análisis de las tendencias, identificando oportunidades y amenazas del mercado, la competencia, los clientes, los proveedores, los posibles competidores a futuro y los reguladores.
3. Diagnóstico interno (autodiagnóstico). En esta fase, la empresa debe analizar sus propios recursos y capacidades (fuerzas), incluyendo su cultura organizacional, su estructura, su capital humano, sus sistemas y procesos. También habrá de identificar sus debilidades (limitaciones).
4. Opinión de los clientes. Aunque estrictamente hablando los clientes se encuentran en la etapa del entorno, conocerlos bien y saber su opinión es tan importante que lo colocamos aparte. Existen varios tipos de clientes que debemos tomar en cuenta: los que tenemos actualmente, los que nos abandonaron (investigando por qué lo hicieron) y los que quisiéramos tener. Tendremos que identificar sus necesidades, la manera en la que las están resolviendo y cómo podíamos ayudarles a resolverlas más eficazmente.
5. Modelo de negocio. En esta parte lo esbozaremos con base en las cuatro etapas anteriores; se trata de definir:
• Quiénes serán nuestros clientes especificando qué perfil tienen y qué necesidades pretendemos satisfacer.
• Cuál será nuestra propuesta de valor para ellos, en términos de calidad, precio, atributos de servicio y cantidad.
• Cómo le haremos para entregar esa propuesta de servicio o producto al cliente. Esta es la parte de operaciones, lo que en inglés llamamos delivery.
• Dónde y cómo generaremos la utilidad.
6. Opciones estratégicas (identificación). Se deben identificar diferentes opciones estratégicas para que la empresa alcance sus objetivos. Estas pueden incluir estrategias competitivas, de desarrollo o de nicho, entre otras, como de crecimiento, consolidación, diversificación, integración vertical u horizontal, y hasta de retirada. Aquí tendremos que evaluar y seleccionar las estrategias más adecuadas en función de su viabilidad, factibilidad y sostenibilidad, pensando ya en posibles indicadores de rendimiento y planes de acción correspondientes.
7. Establecimiento de objetivos. La empresa debe establecer objetivos a corto, mediano y largo plazos, que sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales. Puedes utilizar, por ejemplo, la metodología SMART de la que ya hemos hablado.
8. Estrategia. Se desarrolla un plan estratégico detallado que incluye acciones concretas, asignación de recursos, plazos y responsabilidades.
9. Ejecución y control. Una vez que la estrategia se pone en marcha, es fundamental monitorear su ejecución y realizar ajustes según sea necesario. El control constante permite asegurar que la estrategia se esté implementando de manera eficaz y que se estén alcanzando los objetivos establecidos, algo crucial para su éxito.
La formulación de la estrategia es un proceso que requiere de una revisión y actualización periódica, en función de los cambios en el entorno y en las circunstancias internas de la empresa. Además, es muy importante involucrar a todos los miembros de la organización en el proceso de formulación de la estrategia, para garantizar su compromiso y aportación en el logro de los objetivos.