Carlos Ruiz Gonzalez

El peor enemigo es el que no ves venir

La aceleración tecnológica y la digitalización han creado un entorno dinámico en el que los modelos de negocio innovadores pueden surgir de la noche a la mañana.

“If you work, it will work”.

“Si trabajas, funcionará”.

(Dicho de AA)

Hablábamos en la columna pasada ('El paso de la muerte, una analogía útil e interesante‘, EF 22 noviembre 2024), de ese difícil momento en que hay que cambiar de un statu quo tranquilo a uno mucho más turbulento, desaprendiendo y aprendiendo rápido y con el tiempo encima; un momento verdaderamente difícil. Este ‘paso de la muerte’ tiene una fuerte relación con no ver el peligro, de ahí que la frase “el peor enemigo es el que no ves venir” merece una reflexión, si ya de por sí es difícil dar el paso de la muerte, se volverá más complicado si no dimensionamos un poco el tamaño de la amenaza.

Esta frase, en el contexto global que se vive, adquiere un significado profundo. Esta afirmación nos recuerda que los mayores desafíos suelen surgir de lo inesperado, de aquello que no está en nuestro radar o que, simplemente, ignoramos por complacencia o falta de preparación. En este contexto, ser proactivo y planear anticipadamente no es una opción, sino una necesidad.

La aceleración tecnológica y la digitalización han creado un entorno dinámico en el que los modelos de negocio innovadores pueden surgir de la noche a la mañana, desafiando a industrias tradicionales y cambiando las reglas del juego.

Empresas que han dominado mercados durante décadas se han visto superadas por startups que, con una visión fresca y aprovechando la tecnología, han transformado la forma en que las personas consumen productos y servicios.

Ejemplos como los servicios de streaming, los servicios de veterinario ‘a domicilio’, las plataformas de economía colaborativa y las aplicaciones de inteligencia artificial nos enseñan que el cambio no solo es constante, sino que puede ser disruptivo.

Recuerdo una entrevista al entonces director de Nokia, cuando la empresa perdió 97 por ciento de su valor de mercado, en donde, con visible tristeza, declaraba: “No sé qué nos pasó, éramos los líderes y no sé qué hicimos mal”. La respuesta, a la distancia, es clara: no vieron, ni dimensionaron la amenaza de los smartphones.

La importancia de la planeación y la proactividad

Anticiparse a los eventos es una virtud en un entorno tan cambiante. No basta con reaccionar, debemos adoptar un enfoque estratégico que nos permita prever amenazas y oportunidades. La planeación proactiva implica analizar tendencias, comprender el entorno y prepararse para distintos escenarios. Este ejercicio no solo minimiza riesgos, sino que también abre la puerta a la innovación y al aprovechamiento de nuevas oportunidades.

En el ámbito empresarial, adelantarse a los cambios requiere estar en constante vigilancia: ¿Qué tecnologías emergentes podrían transformar mi industria? ¿Qué comportamientos de los consumidores están cambiando? ¿Qué soluciones aún no se han planteado y podrían ser disruptivas? Ignorar estas preguntas puede ser fatal, ya que el enemigo más peligroso no siempre es un competidor directo, sino un modelo de negocio completamente nuevo que haga obsoletos los productos o servicios existentes.

Los negocios digitales y la disrupción

El surgimiento de negocios digitales aceleró este fenómeno. Plataformas como Amazon, Airbnb o Uber son claros ejemplos de cómo un modelo innovador, impulsado por la tecnología, puede transformar mercados enteros. Lo que los hace tan peligrosos para la competencia tradicional es su capacidad de operar de manera ágil, adaptándose rápidamente a las necesidades de los consumidores y escalando de forma exponencial gracias a las ventajas digitales.

Además, estas empresas suelen aprovechar tecnologías como la inteligencia artificial, el big data y la nube para optimizar sus procesos, personalizar sus ofertas y aumentar su eficiencia. Mientras tanto, las empresas tradicionales a menudo luchan por adaptarse, atrapadas en estructuras rígidas y modelos operativos que ya no son competitivos.

Ejemplos como los que hemos repasado son muestra de que el mayor peligro no reside en lo que vemos venir, sino en lo que ignoramos. Por eso, en esta era de constantes cambios, es crucial adoptar una mentalidad de aprendizaje continuo, estar abiertos a la innovación y actuar antes de que sea demasiado tarde. No subestimemos el poder de los nuevos modelos digitales; pueden ser aliados si los entendemos y los adoptamos, pero enemigos poderosos si los ignoramos. Solo quienes se preparen para lo inesperado estarán en posición de prosperar en este nuevo panorama global.

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