Carlos Ruiz González

Manejando la inteligencia emocional

Dominarla es clave para el éxito en la vida personal y profesional. Permite desarrollar mejores relaciones, tomar decisiones acertadas bajo presión, manejar conflictos y aumentar el bienestar general.

“Cuando eres consciente de tus emociones, tienes la llave para manejar tu vida con mayor claridad y propósito”.

Daniel Goleman

Todos lo sabemos, la mayor parte de las veces, quienes triunfan en la vida no necesariamente son los que obtuvieron las mejores calificaciones. La razón es muy sencilla, la mayoría de las evaluaciones y exámenes que se realizan en las escuelas tradicionales miden la inteligencia racional, mientras que poseer inteligencia emocional también es clave para que las personas tengan éxito.

Entonces, ¿qué es la inteligencia emocional? Para el Dr. Daniel Goleman, psicólogo estadounidense autor del libro Inteligencia Emocional, es la capacidad de reconocer, de comprender y de gestionar nuestras propias emociones, así como, de identificar, de influir y de responder adecuadamente a las emociones de los demás. Esto no solo implica la autorregulación emocional, sino también la empatía, la motivación y la habilidad para manejar las relaciones interpersonales de manera efectiva.

¿Por qué es importante la inteligencia emocional?

Dominarla es clave para el éxito en la vida personal y profesional. Permite desarrollar mejores relaciones, tomar decisiones acertadas bajo presión, manejar conflictos y aumentar el bienestar general. En el ámbito laboral, está relacionada con el liderazgo efectivo, la comunicación asertiva y la resiliencia. En la vida personal, favorece la autoconciencia, la estabilidad emocional y la capacidad de afrontar retos con una mentalidad positiva.

Bajo estos conceptos, el manejo de las emociones es un proceso que consta de varios pasos:

1. Identificación de las emociones. Antes de gestionar las emociones, es fundamental reconocerlas. Esto implica:

• Prestar atención a las señales físicas y mentales: tensión en el cuerpo, pensamientos recurrentes, cambios en el estado de ánimo.

• Nombrar la emoción: ¿es enojo?, ¿tristeza?, ¿frustración?, ¿alegría?

• Entender el origen de la emoción: ¿qué situación o pensamiento la desencadenó?

2. Regulación y manejo de emociones. Una vez identificadas, se pueden aplicar estrategias para manejarlas de manera saludable:

• Respiración y relajación: estas técnicas ayudan a calmar el sistema nervioso.

• Reestructuración cognitiva: cuestionar pensamientos negativos y reformularlos de manera más equilibrada.

• Expresión adecuada: canalizar emociones a través de la comunicación asertiva, el arte o la escritura.

• Desarrollo de la empatía: entender las emociones de los demás mejora la interacción social y reduce conflictos.

• Autoconciencia y autocontrol: evitar reacciones impulsivas y elegir respuestas más racionales y efectivas.

• La inteligencia emocional no significa reprimir las emociones, sino comprenderlas y utilizarlas de manera constructiva para mejorar la calidad de vida y las relaciones interpersonales.

Ejemplo de buen uso de la inteligencia emocional

Imagina a María, líder de un equipo en una empresa. Ha estado trabajando en un proyecto importante y durante una reunión, su jefe le hace una crítica inesperada frente a sus compañeros, diciendo que el proyecto no ha avanzado lo suficiente.

Manejo con inteligencia emocional:

1. Autoconciencia: en lugar de reaccionar impulsivamente, María reconoce su emoción. Se da cuenta de que siente enojo y frustración, pero también identifica que es porque se esforzó mucho y esperaba reconocimiento.

2. Autorregulación: en vez de responder de manera defensiva, respira profundo, mantiene la calma y decide escuchar antes de hablar.

3. Empatía: considera que su jefe puede estar bajo presión y que su comentario puede no haber sido una crítica personal, sino una preocupación por el avance del proyecto.

4. Habilidad social: María responde con serenidad: “Aprecio tu retroalimentación. Me gustaría entender mejor tus expectativas para poder ajustar nuestro enfoque. ¿Podemos conversar después sobre posibles mejoras?”.

5. Motivación: en lugar de desanimarse, usa la crítica como una oportunidad para mejorar y motivar a su equipo, enfocándose en soluciones y ajustes estratégicos.

El resultado es que María evitó un conflicto innecesario, fortaleció su liderazgo, ganó el respeto de su equipo y mejoró la comunicación con su jefe.

Travis Bradberry, experto reconocido en inteligencia emocional decía: “No es la inteligencia académica lo que nos asegura el éxito en la vida, sino la capacidad de gestionar nuestras emociones y relaciones”.

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