"Que Dios te permita vivir tiempos interesantes", es un proverbio chino clasificado por algunas personas como una extraña maldición. En cierto sentido, es verdad: mientras más problemas hay, los tiempos se ponen más interesantes. Entonces, se añoran los tiempos no interesantes (aburridos) donde no había sobresaltos ni interrupciones, como en el México de los años del desarrollo estabilizador o el milagro mexicano de la década de los 50 y 60, donde, en palabras de mi colega Miguel León: "para tener éxito, bastaba con llegar temprano y levantar la cortina de la empresa".
Vivimos momentos de cambio y más específicamente de incertidumbre en los que no sabemos qué va a pasar. Ante esta realidad hay que tomar decisiones estratégicas importantes, porque los resultados dependen no sólo de nuestras decisiones, sino de lo que decidan los otros (los concurrentes). Cuando los factores a tomar en cuenta por nosotros y por los demás concurrentes no son sólo racionales, sino también emocionales o hasta psicológicos ¿cómo tomar una decisión?
Tomemos, por ejemplo, el caso del entorno mexicano actual: tenemos un gobierno entrante, ganador por un muy amplio margen y que ha anunciado grandes proyectos que requerirán de enormes recursos económicos, de los que no se ve claramente de dónde (y cómo) van a obtenerse. Hay confianza y respaldo, pero también incertidumbre acerca de lo que pasará respecto a estas promesas y, sobre todo, cómo se financiarán, cuáles se cumplirán, cuáles no y a qué precio.
Ante esta situación, una herramienta útil son los postulados de Teoría de Juegos. Los iniciadores de esta teoría fueron dos matemáticos estadounidenses de origen europeo: John von Neumann y Oskar Morgenstern. Para ellos 'un juego es una situación conflictiva en la que uno debe tomar una decisión sabiendo que los demás también toman decisiones, y que el resultado del conflicto se determina, de algún modo, a partir de todas las decisiones realizadas'.
UNO PARTE Y OTRO ESCOGE
Para entender de manera muy simple la Teoría de Juegos pensemos en una madre que debe repartir un pedazo de pastel para dos hermanos. Si lo hace ella, podrán acabar peleándose por pensar ambos que una mitad es mayor que la otra. Al pedir que uno parta y otro escoja, el que parte será especialmente justo, pues sabe que el otro tomará siempre la que le parezca mayor.
En el mundo de los negocios, lo hemos visto, cuando dos socios de una empresa deciden separarse entra el mecanismo de 'tú ponle precio, y yo decido si te compro o si te vendo'. Es el mismo principio: utilizar una manera racional de jugar, sabiendo que el otro podrá tener 'segundas intenciones'. Se trata de un juego (conflicto) de intereses encontrados y su solución pasa por una decisión muy racional.
LA ESTRATEGIA Y LA TEORÍA DE JUEGOS
La Teoría de Juegos nos ayuda a tomar decisiones y, frente a la incertidumbre, formular la estrategia en el mundo de la empresa, basándonos no sólo en nuestro punto de vista, sino también en cómo pensamos que actuarán los demás jugadores, de acuerdo con la decisión que tomemos nosotros. Esto requiere un cuidadoso diagnóstico, que siempre es útil, mismo si lo decidido no se lleva a cabo exactamente como se planeó.
John Nash fue un celebre matemático norteamericano que ganó el Premio Nobel de Economía en 1994. Parte de su fama se debe a la película A Beautiful Mind (Mente brillante) basada en su vida. Su concepto "El equilibrio de Nash" es un postulado muy importante de Teoría de Juegos que se define así: 'Situación donde cada participante en el mercado cree que está tomando las mejores decisiones y que otro participante está haciendo lo mismo'. El equilibrio estabiliza las expectativas, valida las decisiones y refuerza las conductas de los participantes. Se nos acaba el espacio, trataremos este tema específico posteriormente.
La Teoría de Juegos no sólo es utilizada en la economía, también se usa en otros ámbitos. A nosotros nos interesa el ámbito de la empresa, pero también tiene aplicaciones en la política, la estrategia militar, la biología y, por supuesto, los juegos de azar, como el póker o el blackjack.