Carlos Ruiz Gonzalez

Una vida lograda Sergio Raimond-Kedilhac Navarro (1946-2020)

El autor hace un reconocimiento a Sergio Raimond-Kedilhac quién falleció el pasado miércoles 16 de septiembre y que dedicó más de 50 años de su vida a trabajar en una institución a la que se unió desde sus orígenes.

"Lo que haces tiene un impacto

mucho mayor que lo que dices".

Stephen Covey (1932-2012)

Subdirector de su casa

Estábamos en una sesión de cierre de programa, los asistentes iban acompañados de sus cónyuges, el director general tomó la palabra para presentarse: "Soy Sergio Raimond, director general del IPADE, pero también subdirector de mi casa —y añadió—: es muy importante ser el subdirector, si no cuido mi puesto, uno de mis hijos me puede desplazar". Esta anécdota real describe bien a Sergio, un hombre importante y humilde, con gran sentido del humor, capaz de reconocer de manera alegre la categoría de su esposa en su vida.

Sergio Raimond-Kedilhac falleció el pasado miércoles 16 de septiembre, rodeado de su familia; fue un hombre inteligente, bueno, justo y muy trabajador que dedicó más de 50 años de su vida a trabajar en una institución a la que se unió desde sus orígenes y a la que contribuyó con su esfuerzo y su labor de dirección (fue gran estratega y ejecutor) a posicionarla como la mejor Business School de Latinoamérica: El Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE).

Sergio nació en Ciudad de México en 1946, estudió Economía en el Instituto Politécnico Nacional y empezó a trabajar en un despacho de contadores desde los 16 años; posteriormente laboró en Philco, y después en Cyanamid de México, donde conoció a su esposa María Esther Viesca, con la que tendría una hermosa familia, de la que siempre se sintió muy orgulloso, con seis hijos —Sergio, María Esther, Andrea, Carolina, Michelle y Denisse— y nueve nietos.

Ingresó al IPADE a los 23 años —en 1969— como profesor asistente, aunque pronto destacaría como profesor de Economía (en 1995 obtuvo el reconocimiento: Recognition of an outstanding international contribution to the science and art of management, por la International Academy of Management).

Y en 1980, con apenas 34 años fue nombrado director general del IPADE, cargo que detentaría durante 22 años, logrando un crecimiento constante, en calidad y cantidad de esta institución. En 2002 dejó este cargo y fue nombrado rector general de la Universidad Panamericana y el IPADE.

"Amigo es alguien que te conoce muy bien; y aún así te quiere"

"Es una frase de un filósofo contemporáneo: Daniel el travieso", afirmaba Sergio al dar un discurso de cierre de programa, y añadía: "Conocen ustedes el refrán que dice: 'quien bien te quiere te hará sufrir', pues aquí los queremos mucho". Así confirmaba la importancia de tratar a los demás como amigos, a pesar de sus pesares, y al mismo tiempo, saber exigirles, buscando su bien. Se combinan así exigencia y cariño, dos elementos fundamentales para formar a las personas.

Hay muchos testimonios conmovedores que se refieren a él, casi todos tienen algo en común: la ayuda desinteresada que Sergio dio en su vida a multitud de personas, su apoyo y magnificencia con propios y extraños, la generosidad con sus subordinados y la rectitud de intención que siempre manifestó en sus actos, buscando el bien de los demás en todo momento.

Hay personas que marcan la vida de los demás, sin aspavientos, sin hacer ruido, de manera callada, pero eficaz. Sergio fue uno de ellos, un amigo siempre leal, dispuesto a ayudar, un trabajador incansable que emprendió grandes proyectos buscando el bienestar de los demás, sin pretender acumular poder o destacar a costa de los otros. Un líder que sabía motivar a su equipo, que sabía delegar responsabilidades y crear un ambiente de confianza y afán de logro; Sergio llevaba a la gente a dar lo mejor de cada uno.

Siempre predicó con el ejemplo, hombre austero, con gran capacidad de trabajo, generoso con sus numerosos amigos y muy hospitalario en su casa. Sergio afirmaba —y vivía— que el sentido del humor era muy importante, y a pesar de las fuertes crisis económicas que tuvo que enfrentar al frente del IPADE, nunca perdió la sonrisa y el buen carácter, gracias a su sentido trascendente de la vida. Sus sesiones impulsaban a los empresarios a dar lo mejor de sí mismos y enfrentar los problemas serenamente, como él.

Un católico fiel que se honraba de su fe y sometió su vida a ella. En el prefacio de la Misa de Difuntos, la liturgia católica proclama: "La vida no se acaba, sino se transforma". Sergio Raimond era un muy buen católico que comprendía el misterio de la muerte. Tenía la seguridad de que la vida aquí es preámbulo a la vida eterna. Todos los que le conocimos coincidimos en la certeza de que ya está en el Cielo.

El autor es Profesor Decano del área de Política de Empresa (Estrategia y Dirección) en el IPADE.

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