Carlos Serrano Herrera

Criptomonedas: ¿será el bitcoin dinero?

Los economistas definen al dinero como un instrumento que cumple tres funciones fundamentales en una economía: medio de pago, unidad de cuenta y almacén de valor.

Este mes El Salvador reconoció al bitcoin como moneda de curso legal. El bitcoin es la primera y más grande de las criptomonedas.

¿Podrá ser el bitcoin una moneda con la que se lleven a cabo transacciones cotidianas como ir al supermercado, pagar la renta o realizar inversiones? Lo dudo. Para entender mejor el porqué, es conveniente definir al dinero. Los economistas definen al dinero como un instrumento que cumple tres funciones fundamentales en una economía: medio de pago, unidad de cuenta y almacén de valor. El dinero cumple con la función de medio de pago si se puede utilizar para pagar por bienes y servicios, en lugar de tener que recurrir al trueque. Las monedas y billetes emitidos por un banco central ciertamente cumplen con esta función. Por unidad de cuenta me refiero a que todos los bienes y servicios en una economía se pueden expresar en dinero y no en términos de otros bienes y servicios. Por ejemplo, a cuántos libros equivale una camisa. Y finalmente, la función de almacén de valor implica que el dinero puede mantener su poder adquisitivo en el tiempo (cuando esta función se pierde en medio de procesos hiperinflacionarios la gente abandona la moneda nacional −que deja de actuar como dinero− a favor de una moneda fuerte).

El bitcoin no cumple con al menos dos de estas tres funciones debido a su alta volatilidad. Solamente en este año, el valor de un bitcoin pasó de 63 mil dólares en abril a 30 mil dólares en julio, para ubicarse ahora en 43 mil. Este comportamiento dificulta que pueda cumplir la función de unidad de cuenta −pues requeriría ajustes constantes en los precios de los bienes−, pero también atenta contra la función de almacén de valor. ¿Usted tendría los ahorros de la universidad de sus hijos en un instrumento que pierde la mitad de su valor en cuatro meses como sucedió este año?

Por otra parte, si bien sus características tecnológicas podrían hacer factible que se usara como medio de pago, su nivel de aceptación es muy limitado, en parte por no cumplir con las primeras dos funciones del dinero. De hecho, cuando apareció en 2009, muchos pronosticaron que pronto sería una moneda de uso común. La realidad es que ni en las economías avanzadas se puede usar de forma cotidiana. A doce años de su creación, no es habitual pagar el supermercado o una comida en un restaurante con bitcoin, como algunos aseguraban que pasaría.

Ahora bien, una característica importante del bitcoin es que permite que las transacciones se lleven a cabo de forma anónima. Por ello, es muy común enterarse que es utilizada con fines delictivos. Hace unos meses el rescate que se pagó a unos hackers que habían tomado control de un gasoducto en Estados Unidos se pagó precisamente con bitcoin. Por ello, autoridades judiciales en varios países planean regular su uso.

Muchas personas han ganado grandes cantidades de dinero al invertir en bitcoin. Alguien que hubiera invertido mil dólares en 2011 hoy tendría casi 8 millones de dólares. No se puede descartar que su valor siga creciendo durante más tiempo, sin embargo, en todo caso me parece que posiblemente estemos ante una burbuja especulativa.

Para muchos economistas, el valor intrínseco de un bitcoin es cero. A diferencia de las monedas que emiten los bancos centrales, el bitcoin no tiene ningún activo que lo respalde. Hoy vale lo que vale porque hay quién está dispuesto a pagarlo. Y lo hace, fundamentalmente, con la esperanza de que valga más en el futuro. Pero si el sentimiento cambia, su valor puede colapsar fácilmente. Esta es una realidad que los inversionistas deben tener en cuenta.

Por ello, el presidente del órgano regulador de valores de Estados Unidos, Gary Gensler, experto en el tema (hace poco enseñaba un curso de criptomonedas en MIT), ha anunciado que se va a diseñar la regulación para evitar que se coloque bitcoin a inversionistas poco sofisticados que no entiendan los riesgos que estarían asumiendo.

Independientemente de su valor como instrumento de inversión, creo que el bitcoin no se convertirá en dinero en El Salvador ni en otros lugares. Eso no quiere decir que la tecnología detrás (blockchain) no pueda tener usos valiosos para la sociedad o que eventualmente existan monedas digitales emitidas por bancos centrales. De ello hablaré en futuras entregas a El Financiero.

El autor es economista en jefe de BBVA México.

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