Carlos Serrano Herrera

El mercado laboral impulsa la economía

Más empleos, y más empleos permanentes, aumentan la confianza de los trabajadores, lo cual los lleva a consumir más.

La economía del país está creciendo a un buen ritmo. Entre enero y septiembre de este año, el crecimiento del PIB fue del 3.5 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior. En BBVA México estimamos que el crecimiento de 2023 será del 3.4 por ciento.

¿Qué explica este desempeño? Por un lado, la inversión, que representa entre un 20 por ciento y un 25 por ciento del PIB, ha mostrado una fuerte dinámica alcista. En el período de enero a agosto de este año, este indicador ha crecido un 22 por ciento en comparación con el mismo período del 2022. Este dinamismo se explica, a su vez, por un importante crecimiento en la construcción no residencial, que en el período en cuestión se ha incrementado un 50 por ciento, lo cual resulta casi totalmente de la inversión en las obras insignia de esta administración que, como hemos comentado en otras ocasiones, creemos que no tendrán una rentabilidad social significativa una vez que sean concluidas.

En adición a lo anterior, la inversión en maquinaria y equipo también ha crecido en el período de enero a agosto de este año, alcanzando un nivel 19 por ciento superior al del año pasado. En este caso, casi un 90 por ciento es inversión privada. Se trata de buenas noticias, ya que esta inversión traerá más crecimiento a futuro. Creo que este crecimiento en la inversión privada en maquinaria y equipo constituye una de las primeras señales tangibles del fenómeno de la relocalización o del nearshoring: las empresas invierten anticipándose a la llegada de más empresas a las que tendrán que proveer bienes y servicios con la expectativa de ganar cuota de mercado en Estados Unidos.

Por otra parte, el consumo, que representa alrededor de dos tercios del PIB, también está experimentando un crecimiento robusto. A agosto, el consumo privado crecía a ritmos del 4.0 por ciento anual. Detrás de la evolución favorable del consumo se encuentran algunos desarrollos en el mercado laboral. En primer lugar, están los aumentos al salario mínimo. Cuando estos comenzaron en 2016, el salario mínimo había dejado de ser una referencia para el mercado laboral y solo el 2.0 por ciento de los trabajadores formales lo ganaba; hoy, alrededor de una tercera parte de dichos empleados percibe al menos un salario mínimo. Por tanto, cada aumento tiene un impacto mayor en la demanda de consumo de los hogares.

Diversos analistas advirtieron que estos aumentos, al no estar acompañados por incrementos en la productividad, resultarían en alzas en la inflación y el desempleo. La realidad es que había espacio para aumentarlos sin que esto ocurriera, ya que durante décadas los salarios mínimos habían crecido muy por debajo de la productividad; lo que es más, me parece que todavía hay espacio para aumentarlos: actualmente, a pesar de los importantes incrementos de los últimos años, el salario mínimo en México es más bajo, en términos reales, que el que prevalecía en 1982. No solo no ha habido un aumento en el desempleo, sino que el mercado laboral está muy ajustado. La tasa de desempleo está por debajo del 3.0 por ciento, la más baja en muchos años y las empresas tienen dificultades para contratar personal. Esta combinación de mayores salarios y más empleos está resultando en un aumento significativo de la masa salarial real: esta variable se encuentra un 13 por ciento por encima del nivel que tenía en enero del año pasado. Además, la reforma al outsourcing ha resultado en que un mayor porcentaje de los empleos sean permanentes en lugar de eventuales. Más empleos, y más empleos permanentes, aumentan la confianza de los trabajadores, lo cual los lleva a consumir más.

México tenía un mercado doméstico muy débil y estos desarrollos en el mercado laboral han ayudado a combatir esta debilidad, aunque queda mucho por hacer. Hacia delante, es necesario lograr aumentos en la productividad para que los aumentos salariales sean más sostenibles y generalizados.

El gran reto del mercado laboral sigue siendo la enorme informalidad. Más de la mitad de la población económicamente activa es informal. Esto los deja vulnerables a enfermedades y con recursos insuficientes en la vejez. Además, es la principal causa de la baja productividad en el país. Una empresa informal no tiene acceso a capital para crecer. Para combatirla, sería deseable estudiar con detenimiento las propuestas de Santiago Levy para contar con un sistema de seguridad social universal.

El autor es economista en jefe de BBVA México.

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