Carlos Serrano Herrera

La semana entrante la Fed iniciará el ciclo de bajadas

Lo más factible es que la Fed baje en 25 puntos base su tasa de referencia, considerando que la economía y en particular el consumo, no muestran debilidades importantes.

Para hacer frente al brote inflacionario que tras la pandemia se observó en Estados Unidos, donde la inflación en junio de 2022 superó 9 por ciento, alcanzando su punto más alto en cuatro décadas, la Reserva Federal (Fed) implementó el ciclo de subidas más pronunciado desde los años setenta, llevando la tasa de política monetaria de 0.0 por ciento a 5.5 por ciento.

Diversos analistas señalaron que esta alza resultaría en menores niveles de inversión y de consumo, lo que inevitablemente resultaría en una recesión. Larry Sumers, exsecretario del Tesoro, afirmó que era imposible bajar la inflación a 3 por ciento sin que la tasa de desempleo subiera a 8 por ciento o más. Se decía que la economía estadounidense no lograría tener un aterrizaje suave, sino que éste sería forzoso. Sin embargo, hasta el momento todo apunta a que la Fed logrará la hazaña.

El proceso desinflacionario en Estados Unidos sigue su marcha. Ayer se anunció que la inflación interanual de agosto fue de 2.5 por ciento. Más relevante aún, la inflación subyacente que, al eliminar los volátiles precios de energéticos y alimentos frescos es la que mejor anticipa la inflación futura, lleva cuatro meses por debajo de la meta de la Fed que es de dos por ciento. Al respecto, conviene señalar que en buena medida la inflación general de Estados Unidos sigue por encima de la meta debido al componente de rentas imputadas de vivienda. Este indicador, que suele presentar un importante rezago frente a las rentas, se obtiene a través de encuestas en donde se pregunta a los propietarios de vivienda cuánto creen que pagarían por ésta en caso de tener que alquilarla. Los contratos observados de rentas sugieren que la inflación de vivienda está disminuyendo, por lo que el componente de rentas imputadas debe disminuir en los próximos meses.

Ahora bien, la economía estadounidense muestra algunas señales de desaceleración. En particular en el mercado laboral se están creando menos empleos que hace un año y la tasa de desempleo ha aumentado desde niveles de 3.5 por ciento hace un año a 4.2 por ciento el pasado mes de agosto, lo que la ubica alrededor de su nivel natural o de equilibrio. Me parece que el escenario más probable para el resto de este año y para 2025 es una desaceleración, pero no una recesión. En BBVA proyectamos que la economía de Estados Unidos crecerá 2.5 por ciento este año y 2.1 por ciento en 2025.

Este contexto de inflación disminuyendo y aproximándose al objetivo y una economía que se desacelera gradualmente, en particular el mercado laboral, llevará a la Fed a iniciar un ciclo de bajadas la semana próxima. El presidente de la institución, Jerome Powell, afirmó hace unos días que el momento de ajustar las tasas ha llegado. La discusión está en torno a si la bajada será de 25 o 50 puntos base. Creo que lo más factible es que sea de 25 puntos base, considerando que la economía y en particular el consumo, no muestran debilidades importantes. Con base en esto, el escenario más factible es que veamos un ciclo de bajadas continuas, cada una de 25 puntos base, hasta llegar a una tasa terminal de tres por ciento a finales de 2025.

Vale la pena preguntarse por qué después de un aumento tan significativo de tasas de interés la economía no entró en recesión ni se han visto aumentos en la tasa de desempleo por encima de su nivel natural. Creo que esto se debe principalmente a dos factores. El primero es que hubo elementos que ayudaron a mitigar el efecto de las mayores tasas: las familias contaron con estímulos fiscales importantes que, aunados al ahorro forzoso que realizaron en la pandemia, resultaron en niveles de ahorro muy significativos que les permitió mantener su consumo. En cuanto a las empresas, muchas aprovecharon el entorno de muy bajas tasas para obtener créditos que en su mayoría no se han tenido que refinanciar a las tasas más altas. El segundo factor es que el brote inflacionario se explicó en buena medida por choques de oferta debido a los cuellos de botella que causó la pandemia y que al diluirse han resultado en menos inflación.

Todo indica que el periodo de elevada inflación que trajo la pandemia ha terminado.

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