La inversión extranjera directa (IED) es una variable de suma importancia para el desempeño de la economía. Es inversión que genera empleos y que, de acuerdo con la mayoría de los estudios académicos, propicia un mayor crecimiento económico. Constituye, además, una fuente estable para financiar los déficits de cuenta corriente que pueda tener el país (mucho más estable que la inversión de portafolio que, como sabemos, es más volátil). Es también un buen termómetro para medir la confianza de largo plazo que tienen los inversionistas extranjeros en el país. Otro efecto positivo de esta inversión es que suele facilitar la adopción de tecnologías más eficientes, lo cual puede contribuir a elevar la productividad.
En las últimas semanas se han vertido distintas opiniones acerca del desempeño de este indicador. Se han publicado notas periodísticas que afirman que, en comparación con el mismo periodo del año anterior, la IED aumentó durante el primer trimestre de este año y otras sugieren que el desempeño fue peor.
¿Cómo analizar el desempeño de la IED en los primeros tres meses de 2019? Si vemos los datos de la Secretaría de Economía, México recibió durante el primer trimestre de este año 10,162 millones de dólares por concepto de IED. En el mismo periodo del año pasado la cifra fue de 12,644 millones de dólares. Es decir, cayó un 20%.
Me parece que parte de la confusión que señalé se debe a que hay quien compara el dato del primer trimestre de este año con el dato preliminar del año previo, que fue de 9,502 millones de dólares. Esto significaría un aumento de 6.9%. Esto no es correcto. La comparación se debe de hacer contra el dato definitivo. Es posible que el dato del primer trimestre de este año sea revisado, pero es imposible anticipar la magnitud y el sentido de la revisión. Por ello, lo mejor que se puede hacer es comparar el dato anunciado para este trimestre, contra el definitivo del primer trimestre del año anterior.
Ahora bien, la IED reportada por la Secretaría de Economía se compone de tres rubros: nuevas inversiones, reinversión de utilidades, y cuentas entre compañías. Todas son importantes desde una perspectiva macroeconómica pues, como mencioné, representan divisas que ayudan a financiar los déficits de cuenta corriente y pueden generar empleo y crecimiento. Sin embargo, es importante analizar el componente de nuevas inversiones ya que ahí se ubican los proyectos de inversión nuevos o las entradas frescas de recursos.
El componente de nuevas inversiones de la IED durante el primer trimestre del año pasado fue de 1,884 millones de dólares mientras que la cifra para el mismo periodo del presente año fue de 2,280 millones de pesos. Es decir, se observó un aumento de 21%. Sin embargo, hay que señalar que el primer trimestre del 2018 fue un año de baja IED nueva: este indicador había caído un 30% con respecto al mismo periodo del año previo.
El Banco de México también publica estadísticas de IED al detallar el comportamiento de la balanza de pagos. Estos datos también muestran que al compararla con el mismo periodo del año anterior, cayó en un 20% durante el primer trimestre de 2019. Todavía es pronto para determinar si esta caída en la IED será transitoria o si tendrá mayor permanencia.
Hay razones para pensar que la incertidumbre doméstica, aunada a la que se va a generar por las amenazas arancelarias de Trump, están afectando los niveles de inversión, tanto local como extranjera. El gobierno podría tomar medidas que en el corto plazo pueden contrarrestar estas caídas. Algunas de ellas: reactivar el aeropuerto de Texcoco, reanudar las asociaciones privadas de Pemex, y cancelar la construcción de la refinería.