El autor es economista en jefe de BBVA México .
El sistema capitalista, basado en una economía de mercado, ha resultado en la mayor creación de prosperidad en la historia de la humanidad. La competencia y la entrada de nuevos participantes en una industria resultan en innovaciones que benefician a los consumidores y que generan riqueza. También es cierto que la economía de mercado produce desigualdades que pueden y deben reducirse mediante políticas públicas.
Cuando en el sistema capitalista se reduce la competencia, se producen ineficiencias. En particular, cuando las empresas obtienen ganancias no por el valor que generan a sus clientes sino por sus conexiones políticas −que les llevan a obtener contratos y concesiones− lo que en inglés se denomina comportamiento rent seeking, la economía funciona peor y genera menos prosperidad. Es más probable que este comportamiento se observe cuando hay simbiosis entre el sector público y el privado. Ahí es cuando se puede tener un capitalismo de cuates o crony capitalism como se conoce en inglés, que no genera prosperidad: las empresas no buscan aportar valor sino obtener favores políticos que les generen ganancias extraordinarias.
Por lo anterior, me parece muy apropiado el objetivo que se ha fijado este gobierno de buscar una sana distancia entre gobierno y sector privado. El capitalismo de cuates es dañino para la economía: no solamente no genera prosperidad, sino que deja la sensación entre la población que los que obtienen más riqueza son los que están mejor conectados y no los más talentosos o los más preparados o los que trabajan más duro. Eso erosiona la credibilidad tanto en la economía de mercado como en la democracia y se convierte en terreno fértil para el populismo.
Para combatir el capitalismo de cuates habría que fomentar mayores niveles de competencia. Para ello, habría que fortalecer −y no debilitar− a la Cofece. Hay que consolidar su autonomía (para aislarla de presiones políticas, una medida adicional para separar el poder político del económico) y dotarla con más recursos. Y otorgarle mayor autonomía no significa en modo alguno que no tenga responsabilidades en materia de rendición de cuentas. La Cofece debe seguir explicando sus actuaciones ante el Congreso y ante la sociedad. Un entorno de mayor competencia resultará en que las empresas, para no perder cuota de mercado, tengan que buscar la forma de crear más valor para sus clientes creando así mayores eficiencias para la economía en su conjunto. Empresas que tengan conexiones políticas pueden lograr que las autoridades introduzcan medidas para crear barreras de entrada y aislarlas así de posibles competidores. Ese es el capitalismo de cuates: mis cuates en el gobierno (ya sea por conexiones o por corrupción) me ayudan a protegerme de la competencia. De ahí la necesidad de contar con una entidad de competencia que entre más aislada esté del poder político, mejor.
Para combatir el capitalismo de cuates también se requiere reducir o eliminar la participación del gobierno en la actividad económica. Si en una industria, por ejemplo, la petrolera, hay una sola empresa y además es del gobierno, es más factible que quien obtenga contratos de proveeduría sea quien mejor conectado esté. Sobre todo porque al no tener que competir, esa empresa no se verá tan incentivada a adquirir insumos al menor costo posible. Si, por el contrario, en esa industria hay varios competidores, es menos factible que el que tenga las conexiones sea el que obtenga los contratos, más si estas empresas compiten entre sí y se ven obligadas a minimizar sus costos. Esto tiene la ventaja de que los que terminan ganando los contratos son los más eficientes y no los que tienen los mejores contactos. Aclaro que al decir menos gobierno me refiero a la producción de bienes y servicios y no menos gobierno en su rol regulador que resuelve fallos de mercado o que busca lograr medidas redistributivas. Ahí necesitamos más y mejor gobierno. Y también se necesita mejor gobierno en lo que se refiere a las compras públicas. Si se quiere combatir el capitalismo de cuates se deben maximizar las licitaciones públicas, dotarlas de la mayor transparencia posible y minimizar las asignaciones directas, donde los que tienen conexiones son los que tienden a ganar.
El objetivo de separar al poder político del económico es positivo y deseable. Para conseguirlo hay que fomentar mayor competencia económica, reducir el rol del gobierno en la producción de bienes y servicios y transparentar sus acciones como adquirente.