Carlos Serrano Herrera

El Paquete Económico 2021: oportunidad para política contracíclica

Es cierto que México no tiene el espacio fiscal con el que cuentan economías avanzadas para implementar expansiones fiscales de 15 puntos del PIB.

El autor es economista en jefe de BBVA México.

El martes, la Secretaría de Hacienda dio a conocer el Paquete Fiscal que presentó al Congreso para el próximo año. Es el tercero que presenta esta administración. Creo que es positivo que, después de tres paquetes fiscales, se pueda corroborar que es un gobierno comprometido con mantener los equilibrios fiscales. En esta ocasión se busca tener un balance primario (es decir, sin contar los pagos por concepto de servicio de deuda) de cero. A diferencia de los dos ejercicios anteriores, los supuestos utilizados para diseñar este Presupuesto son más optimistas que el consenso del mercado. En particular, el supuesto de que la economía crecerá a una tasa de 4.6 por ciento en 2021 parece muy optimista. El promedio de analistas del sector privado estima que el crecimiento será de 3.4 por ciento. También parece poco realista el supuesto de producción petrolera para 2021 de un promedio de 1.86 millones de barriles diarios. Actualmente la producción es de 1.6 millones de barriles diarios y no existen elementos para pensar que vamos a ver un aumento en la magnitud que asume el gobierno, dado que no se han descubierto yacimientos nuevos y los que están en producción se están agotando a ritmos acelerados, en particular los campos de Ku-Maloob-Zaap. Si el escenario de crecimiento económico y de producción petrolera se asemeja más al que asume el mercado, en lugar de un balance primario de cero, veremos un déficit de entre 1.0 y 1.5 por ciento del PIB. Esto no sería grave, sobre todo en un contexto en que la mayoría de países del mundo está implementando expansiones fiscales muy grandes. Creo que, por cuestiones de credibilidad, hubiese sido mejor que Hacienda tomará supuestos más cercanos a los del consenso de mercado. De hecho, me parece que un mejor diseño institucional resultaría en que las proyecciones utilizadas para diseñar presupuestos fiscales no las haga el gobierno sino una entidad autónoma que no tenga un conflicto de interés. La figura del consejo fiscal independiente que ha sido adoptada en varios países europeos y Chile entre otros, y que ha sido recomendada para México por el Fondo Monetario Internacional, debe considerarse.

Creo que se está desaprovechando una oportunidad, cuestión que todavía se puede remediar en la discusión en el Congreso, para implementar una política fiscal contracíclica que ayude a que la economía se recupere de mejor forma de la grave crisis por la que atraviesa el país resultado de la pandemia. Esta crisis fue, en un inicio, resultado de una contracción simultánea de oferta y demanda agregadas, pero cada vez más será una crisis de demanda agregada. Esto es porque la oferta se ha estado recuperando más rápido que la demanda. Por ejemplo, las fábricas de automóviles ya están operando, pero no producen a máxima capacidad porque están enfrentando una menor demanda, ya que los balances de las familias se han deteriorado y éstas son mucho más cautas para realizar gastos ante el entorno de incertidumbre que vivimos. Como lo establecen las teorías keynesianas, es precisamente en situaciones en las que hay deficiencias de la demanda agregada y en que la economía crece por debajo de su potencial, que pueden ser más efectivas las expansiones fiscales.

Es cierto que México no tiene el espacio fiscal con el que cuentan economías avanzadas para implementar expansiones fiscales de 15 puntos del PIB o más como han hecho Estados Unidos y Alemania, pero sí tiene espacio para tener alguna reacción contracíclica, de al menos tres puntos del PIB. En una situación en que la gran mayoría de países están ampliando sus déficits fiscales, el mercado y las calificadoras podrían digerir una expansión de esta naturaleza, ya que eso podría resultar en una recuperación más pronta y poner al país en una mejor trayectoria fiscal. Sobre todo, una política fiscal expansiva se podría acompañar con el anuncio de una reforma fiscal que comience a atacar los problemas crónicos de baja recaudación que tiene México, eso sería todavía mejor recibido por los mercados. Aún hay tiempo.

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