Economía Política

La mecánica del retroceso democrático

México no está a salvo del tsunami autoritario de nuestro tiempo y, por ello, conviene atender los pasos con los que Przeworski identifica las estrategias de destrucción de la democracia.

“La mecánica del retroceso democrático” es el título de la conferencia magistral que el politólogo de origen polaco Adam Przeworski, profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York, dictó en México, invitado a inicio de año por el Instituto Nacional Electoral y que ya fue publicada (https://www.ine.mx/wp-content/uploads/2023/11/La-mecanica-del-retroceso-de-mocratico.pdf).

Przeworski advierte cómo se están erosionando algunas democracias a grado de dejar de serlo para ser sustituidas por regímenes autoritarios, donde el gobernante concentra poderes excesivos, se arroga atribuciones de otros órganos constitucionales y limita las libertades de la población.

México no está a salvo del tsunami autoritario de nuestro tiempo y, por ello, conviene atender los pasos con los que Przeworski identifica las estrategias de destrucción de la democracia.

Przeworski describe cuatro pasos que suelen dar los gobiernos autoritarios: 1) los flagrantemente anticonstitucionales (nulidad de elecciones, captura de los tribunales, extensión de los periodos de mandato); 2) los sutiles que llegan a pasar desapercibidos —entre ellos, por ejemplo, la posposición de sentencias del Tribunal Constitucional sobre cambios legales impulsados por el gobierno—; 3) legales pero dañinos para la democracia —por ejemplo la compra de medios de comunicación por parte del entorno político del poderoso— y, 4) legales y despreciables para la oposición pero no perniciosos para la democracia como la reducción del laicismo en la educación o la aprobación de medidas contra el aborto. En este último punto creo que el profesor Przeworski es un tanto condescendiente, pues el laicismo es una condición de la democracia y el retroceso en los derechos reproductivos de la mujer afecta las libertades y, por tanto, la calidad misma de la democracia.

Pero volviendo a la conferencia, hay que señalar el tino del profesor Przeworski para describir un proceso de retroceso que está presente en la vida mexicana. Como flagrantemente anticonstitucional pueden identificarse la pretensión de extender la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desde una reforma a la legislación secundaria, contrariando la Constitución. Después, la renuncia caprichosa de un ministro con tal de darle al presidente de la República una presencia incondicional en el máximo tribunal del país. En el mismo nivel de gravedad se puede ubicar el intento de desmantelamiento de las leyes e instituciones que han dado a México elecciones confiables.

Durante la presidencia en la Suprema Corte del ministro Zaldívar, el tribunal constitucional pospuso una y otra vez la resolución de asuntos delicados para la marcha del país, confirmando que el paso dos también fue puesto en práctica. Hay que señalar la complicidad, en este caso, desde otro poder con la estrategia autoritaria.

Puede decirse que, finalmente, el nombramiento de la nueva ministra de la Suprema Corte es legal porque se cumplió el extremo de la Constitución que señala que, ante dos reveses del Senado a las ternas propuestas por el presidente, éste hará la designación. Pero la operación política, el desprecio al Senado y al Poder Judicial mismo al proponer solo a subordinadas del presidente y militantes de su partido, subraya que nunca se esperó que el nombramiento surgiera de la Cámara que representa al pacto federal. Se despreció, por esa vía, también la representación de la pluralidad que habita el Congreso. Al colocar a una persona incondicional al poderoso en la Suprema Corte se dañó a la democracia, aunque se haya cumplido con la formalidad legal.

Frente a los gobiernos autoritarios, Przeworski identifica instituciones y conductas que juegan un contrapeso. Es el caso de los órganos electorales independientes: ahí donde existen es más factible que se produzcan fenómenos de alternancia. La cancelación de las posibilidades de triunfo de la oposición implica la cancelación de la democracia misma. Como es obvio, los gobernantes autoritarios desmantelan las instituciones electorales independientes cuando temen una derrota en las urnas.

Quizá los dos elementos finales para dar por perdida una democracia sean la captura del tribunal constitucional y el fin de las elecciones libres. Esos dos pasos autoritarios son apuestas del actual presidente y su partido. En los próximos meses no solo se estarán jugando cargos de elección: estará en riesgo la supervivencia misma de la democracia mexicana.

El autor es economista y profesor de la UNAM.

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