El próximo 2 de junio estarán en juego ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Nadie puede adelantar a ciencia cierta el veredicto de las urnas. Pero casi doscientas elecciones locales celebradas desde la primera alternancia en una gubernatura ofrecen amplia información sobre cómo actúa el electorado, cada vez más experto en el uso de su voto de castigo. Veamos los datos duros en cinco apuntes.
Primero: una ola de alternancias al alza. Desde la primera alternancia local en Baja California en 1989, se han realizado 194 elecciones a gubernaturas. En 78 han triunfado las oposiciones, el 40 por ciento. Pero el índice de alternancias se dispara en épocas recientes. Mientras que en el sexenio de Salinas de Gortari hubo una sola alternancia en 32 elecciones (apenas el 3 por ciento); con Zedillo las alternancias fueron 38 por ciento (en 13 de 34 elecciones); con Fox, 20 por ciento (7 de 35); con Calderón, 47 por ciento (16 de 34); con Peña Nieto, 65 por ciento (22 de 34), y con López Obrador va 76 por ciento (19 alternancias en 25 elecciones a gubernatura). En los últimos años, en casi ocho de cada diez elecciones locales hay alternancias.
Segundo: un panorama local variado y multicolor. La marea de alternancias ha cubierto prácticamente todo el territorio. En 31 entidades, 97 por ciento del total, ha gobernado más de un partido (la única excepción es Coahuila). Pero además es frecuente que a una alternancia le sigan otras. En diez entidades han gobernado dos partidos diferentes, pero en 16 ha habido ya tres partidos políticos distintos al frente del Ejecutivo local y hay cinco estados (Baja California Sur, Chiapas, Morelos, Nuevo León y Tlaxcala) con gobiernos surgidos de hasta cuatro opciones electorales disímiles.
La moda estadística —el número más frecuente— es de tres gobiernos distintos en las entidades.
Tercero: los beneficiarios del descontento. En la época del autoritarismo con partido hegemónico, el PRI gobernaba en todas las entidades. La democratización consistió, en buena medida, en edificar un sistema electoral confiable y competitivo que permitiera que el voto libre pudiera sancionar el mal desempeño de los gobiernos. Así ocurrió. El PAN fue el primer beneficiario del descontento: ha tenido 45 gobernadores y gobernado 21 entidades federativas distintas.
El PRD también tuvo una presencia local significativa: vio surgir 19 gobernadores de sus filas en diez entidades diferentes.
El más reciente beneficiario del descontento con los malos gobiernos es Morena, que gobierna 23 entidades federativas.
Cuarto: ganadores ayer y perdedores mañana. Llegar a una gubernatura no garantiza quedarse en ella. De las 78 alternancias, hay 53 donde los partidos que ganaron ya tuvieron que pedir el voto desde el gobierno, con el siguiente saldo: 28 (53 por ciento) perdieron la gubernatura a la primera oportunidad y menos de la mitad, 25 (47 por ciento), lograron retenerla.
De los 21 estados que gobernó el PAN, después perdió en 19. En las diez entidades que llegó a ganar el PRD, el electorado lo sancionó más adelante y hoy no tiene un solo gobierno local.
Los perdedores se pueden llegar a recuperar. El PRI fue desalojado de 31 gobiernos locales, pero en 16 de esas entidades la gente le permitió regresar al poder. Eso sí, con frecuencia para irse de nuevo, pues ya volvió a perder 15 estados.
De los 19 estados que perdió el PAN como gobierno, reconquistó el poder en cinco. De los diez que perdió el PRD, solo pudo recuperar una entidad —Michoacán—, para ser derrotado a la siguiente votación.
Quinto: la ventaja del retador. El electorado sanciona malos gobiernos, dando oportunidad a las alternativas. Si éstas no cumplen, también son castigadas por el sufragio. Entre 2018 y 2023, se celebraron 34 elecciones a gubernaturas: en 26 triunfaron candidaturas de oposición (76 por ciento). Así, hay casi tres veces más de probabilidad de que gane un retador a que el gobernante refrende el triunfo. (La tabla de datos con la información sobre las elecciones locales se puede consultar en la revista Nexos de febrero.
De las 23 entidades que hoy gobierna Morena, en 22 llegó siendo oposición (salvo en Baja California). En 2024, de los nueve gobiernos locales en disputa, Morena gobierna en seis. Por primera vez tiene más gubernaturas que perder, que las que puede ganar. ¿Refrendará apoyos o encarará la sanción del voto? Pronto se sabrá.