Al avance de los días, la tercera ola de contagios del COVID-19 empieza a generar un desgaste después de más de un año de pandemia y pone en duda si el regreso podrá consolidarse hacia el último trimestre de 2021.
Esta situación que además alerta sobre una cuarta ola en otros países, fortalece la teoría de que la energía y ánimo de los colaboradores en las empresas cae con el trabajo remoto, tema que preocupa al ámbito corporativo.
Y es que sin importar el lugar de trabajo, un regreso parcial ha demostrado que dinamiza la actividad laboral. En países con esquemas flexibles donde los colaboradores llegan 3 veces por semana, empieza a darse lo que expertos denominan un mejor equilibro entre el trabajo y la vida personal.
Incluso quienes impulsan el regreso a las oficinas, abogan porque sólo de manera presencial puede generarse un más alto nivel de inspiración y capacidad para el trabajo en equipo, así como otras actividades que redundan en un bienestar laboral.
Un punto de coincidencia bajo esta perspectiva es la pregunta de cómo generar una atracción hacia el espacio físico de trabajo. En la encuesta Experience per Square Foot (XSF) que lideró en distintos momentos de la pandemia Cushman & Wakefield, se revela que si bien la oficina genera el anhelado balance, los ecosistemas híbridos generan una energía baja de conexión de los empleados con las metas y objetivos dictados por las organizaciones.
El efecto o estrés laboral de un emergente ciclo de trabajo remoto, ha llevado a un consecuente incremento de dos dígitos en los costos de salud del sector privado.
La encuesta 2021 Global Medical Trends de la firma Willis Towers Watson prevé que en el mundo habrá un repunte de más de 8% en este rubro, no sólo por la falta de capacidad de los sistemas públicos, sino porque la pandemia ha postergado tratamientos y por ende empeorado las condiciones y costos para la atención de enfermedades.
Si bien México no ha notado el efecto total del COVID-19 en la tendencia de costos médicos, el impacto económico se ve en el sector privado.
Actualmente América Latina registra las cifras más altas de tendencias de costos médicos desde el año pasado, justo debido al atraso en la atención de tratamientos y cirugías no urgentes. Sin embargo, esta crisis también ha detonado el crecimiento de la telemedicina, como una medida que puede compensar las carencias de la atención de la salud en el futuro.
Las variables con que se evalúan y rediseñan estrategias abren sin embargo, nuevas oportunidades para replantear necesidades del espacio corporativo, transformar espacios mixtos con nuevos componentes como el médico e indudablemente termina de abrir la puerta a la industria tecnológica, con todas las posibilidades y beneficios que implica su inclusión para el futuro inmediato. De ello daremos cuenta.
Finanzas y tecnología oxigenan nuevas generaciones
Justo en la línea que estrechó la unión entre los servicios financieros y la tecnología para los tiempos de crisis, se ubican las Fintech.
Un caso que ha detonado interés en el mercado a partir de la pandemia es Klinc, que en septiembre del año pasado tras una ronda con inversionistas y un banco, inició su operación en México para crear con su modelo un ecosistema Fin-well-tech orientado a atender la liquidez, una de las principales causas de estrés laboral.
Su estructura se da vía acuerdos con empresas que permiten a sus empleados disponer, retirar y pagar en casos de emergencia financiera hasta 30% de su sueldo diario trabajado, antes de la llegada de la quincena.
La metodología liderada por David Roa, CEO de la firma hizo factible el inicio de un modelo de salario on demand, basado en el soporte tecnológico de su plataforma DAPP lanzada desde marzo de este año.
La app genera un código QR válido en bancos, tiendas de autoservicio, de conveniencia, Farmacia San Pablo y otros puntos de venta para acceder al efectivo o compra de productos, a partir de una comisión y el beneficio adicional de acceder a una red de descuento con comercios afiliados que contribuye con las finanzas personales de sus usuarios.
Por otra parte, la apuesta de la firma por esta tecnología contactless es expandir sus posibilidades, dado que el consumidor sólo le utiliza 65% para consultar detalles de productos y apenas 35% en el pago de servicios.
Cuatro meses después lanzó una tarjeta de débito generada a partir de una alianza con Cacao Paycard y Mastercard para robustecer su estrategia de penetración de mercado que resolvió la falta de acceso a internet de algunos de sus usuarios.
Al momento, la firma tiene ya acuerdos con 25 empresas que dan acceso a esta plataforma, pero se proyecta en su primer año accedan más de 150,000 colaboradores con la tarjeta y la aplicación.
Es sin duda un negocio innovador que detonó la pandemia, en especial para sus usuarios que en promedio tienen una edad promedio de 37 años y un rango de ingresos de 11,500 pesos. Además de que al acumular un patrón de gasto, pudiera servir en el futuro inmediato como una conducta histórica clave para el sistema financiero, en especial el enfocado al mercado hipotecario.