Por tres décadas, el desarrollo inmobiliario en México ha experimentado un antes y un después. La evolución de las ciudades y destinos turísticos en este lapso, difícilmente se puede entender sin la participación de desarrolladores e inversionistas inmobiliarios, la apertura comercial y una nueva forma de participación de las autoridades.
Sin embargo, este último periodo tras dos años de pandemia, es el inicio de una nueva era de inversión institucional y de gran escala en México, así como un tiempo en que el futuro inmediato se adapta a nuevas reglas del juego. Entre retos de este nuevo periodo destacan irremediablemente la inflación, el menor consumo, las presiones en la política monetaria vía alza en tasas de interés y lo que está dejando la guerra comercial Estados Unidos-China y la de Rusia-Ucrania.
No menos importante son las nuevas demandas de usos en espacios corporativos, vivienda, centros comerciales y parques industriales, así como lo que expertos llaman la descarbonización en el real estate hacia 2050. Este escenario es relevante para un negocio que agremiado en la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), representa 70 por ciento del desarrollo e inversión a nivel nacional, que impacta 48 áreas de la actividad económica, 260 mil empleos y representa 16 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Quienes han visto los ciclos inmobiliarios, pero sobre todo el último punto de inflexión en 2019 justo al inicio de la pandemia, se han mantenido a la expectativa para adaptarse a los cambios.
Es una transformación en que el mercado corporativo ralentizó las tasas de absorción y nuevas edificaciones; el retail si bien recuperó 91 por ciento en sus niveles de ocupación, aún no los ritmos de ventas prepandemia; y un mercado de vivienda cuyas ventas han caído 24 por ciento en el periodo de referencia.
Ante este escenario, el cambio de timón en la ADI que dejará la próxima semana Enrique Téllez a Jaime Fasja, de Thor Urbana, es una oportunidad para asumir una postura ad hoc a las condiciones actuales. Para Fasja como otros presidentes de una segunda generación de inversionistas, éste es un periodo importante para impulsar la presencia nacional de la asociación, que hasta hoy opera sólo en Ciudad de México (CDMX) y el capítulo occidente.
De la misma manera, en su agenda destaca el impulso a la sustentabilidad basado en un futuro responsable que permita ser un agente de cambio en la integración a la filosofía y operación en los desarrolladores los criterioes ASG (ESG por sus siglas en inglés) de cara al peso que actualmente tiene el negocio en las emisiones gas invernadero por su consumo energético.
Bajo estos criterios serán desarrollados los 230 proyectos de usos mixtos, vivienda social, centros comerciales y turísticos que la ADI tiene monitoreados de sus 73 socios con una inversión de 19 mil millones de dólares que generarán 400 mil fuentes de empleo en 28 entidades del país donde se ubican.
Es una era de oportunidades, donde los nichos industrial y turístico en destinos de playa tienen una posición privilegiada y contracíclica aún en los tiempos de pandemia. El evento anual, que retoma su formato prepandemia la próxima semana.
Entre otros temas relevantes del evento de los próximos días destaca un debate que sostendrán a inicio de actividades Benjamín Romano de LBR&A Arquitectos, Víctor Legorreta de Legorreta, Carlos Fernández del Valle de Taller G, Enrique Macotela de Desarrolladora Del Parque y Luis Fernández de Ortega de VFO Arquitectos.
La evaluación de dos días será el marco perfecto de una actualización inminente desde la visión de quienes han tenido meses de análisis para determinar las tendencias en que se moverán inversionistas y desarrolladores.