Con proyecciones de recuperación, el mercado inmobiliario recibe el año con cautela y una creciente inversión en tecnología como una muestra de la transición que se vive tras la pandemia.
Esto se genera en un escenario en el que existe una percepción de incertidumbre, hecho documentado por Tinsa en el estudio Perspectivas 2023 para el mercado inmobiliario en México, que adicional a la perspectiva en vivienda, incluye pronósticos en otros segmentos como el corporativo, a partir de la colaboración generada para el análisis con Newmark. El estudio también incluye encuestas con tomadores de decisión e inversionistas, y revela que 6 de cada 10 encuestados reconoce la mejoría en la actividad durante 2022, a pesar del daño que han causado las políticas públicas, el aumento en las tasas de interés, el efecto económico de la pandemia y los efectos económicos de la pandemia.
El sondeo revela que el año que inicia es un período de contrastes. Por un lado, está el importante crecimiento industrial a partir de las opciones que abre el nearshoring y el comercio exterior, pero en el otro extremo pesa la amenaza que representa el alza en tasas de interés en el mundo, así como el continuo crecimiento de la inflación en Estados Unidos con un impacto previsible en los niveles de remesas.
Sólo la inflación en la construcción local representó una desaceleración en el ritmo de crecimiento equivalente a los primeros meses del año, donde alcanzó su nivel más alto en mayo de 2022, con un índice de 14.8% en la construcción residencial y un nivel anual de 10.13%.
Este contraste puede explicarse en el ámbito de la vivienda, donde el reto principal se centra en los valores de las propiedades, dado que como dice el estudio, cuando se alejan demasiado del poder adquisitivo del comprador limitan su capacidad de compra, aún cuando cuente con esquemas financieros hipotecarios.
Y es que la subida de tasas aleja a la gente del objetivo de formar patrimonio, incluso entre los sectores de menores ingresos debido a que no existen los incentivos que motivan este tipo de inversiones.
Aunado a lo anterior se suman las presiones señaladas en ese diagnóstico, destaca la anunciada y no concretada recesión, los avisos de despidos generalizados en las empresas a nivel internacional generen como consecuencia la posposición de la adquisición de vivienda. Con todo, la perspectiva de la firma es que aún el mercado mantiene un balance entre proyectos nuevos y los que se desplazan en la comercialización, incluso la acumulación de inventarios luce en equilibrio, en específico en el mercado del Valle de la Ciudad de México, donde existen activos mil 600 desarrollos, situación se repite en Guadalajara y Monterrey.
El contexto actual ha generado un movimiento inusual de demanda de alquileres de larga estancia, alentado por la demanda local, así como por la llegada de nómadas digitales extranjeros, que al aprovechar los beneficios del teletrabajo y sueldos en moneda extranjera, tienen capacidad de compra para acceder a servicios, oferta de ocio y gastronomía de primer nivel.
Este fenómeno ha provocado, adicionalmente, una oportunidad de crecimiento en el nicho y reproducirse, incluso, en el mercado de corta estancia, en zonas donde los índices de seguridad son aceptables.
Por lo anterior, toma relevancia la manera en que las empresas han incorporado la tecnología a las actividades operativas, a fin de incrementar el potencial de negocios.
De acuerdo con información de Proptech Latam, PIRELabs y Unissu, existen en América Latina mil 300 startups proptech, de las cuales 140 están en México.
Además, el venture capital en la región que en 2019 alcanzó su nivel más alto, se recuperó el año pasado como señal de la disponibilidad de recursos y el crecimiento de las iniciativas de financieras con plataformas digitales.
Actualmente, Brasil ocupa la primera posición entre los mercados que mayor captación de startups proptech han generado, seguido por México y Colombia.
Las startups en la región con mayor participación en recursos levantados son Loft, Quinto Andar, Flat, LaHaus y Neivor.
Ante este escenario complejo, 2023 pinta a ser un año de recuperación con distintas precauciones para todo tipo de inversionistas.