México es el país 10 en el mundo con mejor avance en certificaciones inmobiliarias y de América Latina, sólo le acompaña Brasil.
Las acciones en pro del medio ambiente en los negocios son relevantes si se considera que 33% de las emisiones contaminantes son generadas por la industria inmobiliaria y construcción en el mundo.
El parámetro que la US Green Building Council (USGBC) hace sobre la huella de carbono del negocio inmobiliario permite visualizar su avance. En la región existen alrededor de 3 mil edificios certificados LEED (Leadership in Energy and Environmental Design).
Son proyectos certificados de vivienda, oficinas, desarrollos industriales y usos mixtos que desde su concepción, diseño y operación son medidos por el impacto que generan en su consumo energético y el uso de materiales como cemento, acero y aluminio para su edificación.
Durante años las certificaciones han sido parte de la industria, pero el cambio climático dio fuerza a los objetivos de Desarrollo Sostenible que establece que las ciudades y asentamientos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles hacia el 2030.
De acuerdo con el documento ‘El caso de negocio de LEED en Latinoamérica’, basado en encuestas de equipos de proyectos, esta certificación añade menos del 1.39 por ciento de los costos del proyecto en promedio, mismo que en un 80 por ciento de los casos se recupera en menos de un año.
La segunda edición de este documento analizó datos de 25 proyectos certificados LEED en Colombia, México, Chile y Ecuador en los últimos cinco años.
Por ello, la posición que ocupa nuestro país es importante dado que ser sustentable ha demostrado menores costos en la operación del edificio.
Nos referimos a ahorros en las edificaciones promedio del 31 por ciento en el consumo de energía y 53 por ciento de agua potable, mismos que crecen a 46 por ciento y 78 por ciento en el caso de proyectos con certificación platino, que además genera bienestar a sus habitantes.
Hoy se termina de alinear la versión LEED 5, que a través de prácticas de construcción incluye el efecto de la descarbonización, la conservación de los ecosistemas, la equidad, la salud y la resiliencia.
Esto significa la construcción de emisiones de carbono de manera integral, para construir con emisiones ultra bajas. Por ejemplo, los edificios Netzero, además de los 5.4 millones que cuentan con otras certificaciones como la EDGE.
La meta es aún lejana si se considera que en el mundo hay más de 110 mil proyectos certificados LEED, equivalentes al estándar de sostenibilidad de 180 países y territorios. Sin embargo, éste es un camino que dejó de ser voluntario y se ha vuelto obligatorio de cara a los retos que ha dejado el cambio climático, los compromisos internacionales hacia el 2030 y porque el limitado acceso a agua, electricidad y otros recursos son una realidad.