LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), EDGE (Excellence in Design for Greater Efficiencies) y BOMA lideran el apuntalamiento de la expansión de la ola verde en inmuebles corporativos de América Latina.
Esta inercia es relevante porque supera el aval que desde distintas certificaciones se atienden los compromisos para la reducción en las emisiones contaminantes y el consumo energético.
El reporte Evolución sostenible: edificios verdes en América Latina realizado por el área de research de JLL México indica que hasta finales de 2023, 63 por ciento de los edificios de oficinas clase A de nueva construcción en la región contaban con una certificación verde.
Esto es equivalente a 8.5 millones de m²de oficinas certificadas en 11 países de la región, una inercia en la que los edificios verdes eran considerados una característica premium.
Sin embargo, hoy representa un componente fundamental dentro del ecosistema de los desarrollos de gama alta.
El reporte cruzó datos de lo alcanzado por el mercado corporativo construido en los últimos cinco años en Ciudad de México, Sao Paulo, Buenos Aires, Guadalajara, Lima, Medellín, Monterrey, Montevideo, Río de Janeiro y Santiago.
En él determinó al cierre del año pasado, que mientras se sumaron en una tendencia alcista en Latam 8.5 millones de m²de espacios corporativos ecológicos, 6.8 no estaban certificados, inercia que cambió para México a favor de lo sustentable desde 2015.
Por eso, el fondo de este alcance se centra en los desafíos. Uno de ellos es el uso de energías renovables en la que generar electricidad establece las acciones en la electrificación y la descarbonización.
Es en este vértice que el avance aún requiere acciones porque el avance sustentable se reduce a siete países donde 58 por ciento de los edificios usan energías renovables. Así mientras nuestro país se ubica después de Brasil en la certificación LEED, está en la última posición por el uso de energías renovables.
Representa también un enorme desafío a nivel federal y algunas entidades del país que no han ingresado al diseño de esquemas de impuestos al carbono, que permiten incentivar las acciones encaminadas a reducir las emisiones.
Tal y cual lo han logrado entidades como Querétaro, Zacatecas, Tamaulipas, Yucatán y el Estado de México, luego de que la generación de energía distribuida está topada a 0.5 MW.
En la lista de desafíos figura el enfoque en las edificaciones por ser net zero o cero emisiones, una supercarretera en la que se requiere asertividad.
Este análisis de talento calificado permite tomar decisiones adecuadas para mejorar el performance financiero con tecnología y certificaciones, y evitar despilfarros guiados por el furor del mercado.
Diez años tomó rebasar la cantidad de edificios clase A no certificados, la meta es no sólo mantener una edificación sostenible en el tiempo con alternativas que sienten bases sólidas, en especial cuando este segmento del mercado sigue a la espera de una recuperación.
Claudia Olguín es periodista y analista en real estate.
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