Claudia Olguin

Urgent care centers

En los últimos años los inmuebles enfocados a la salud crecieron en algunos mercados desarrollados como Estados Unidos, pero en la era COVID-19 lo hacen exponencialmente.

En los últimos años los inmuebles enfocados a la salud crecieron en algunos mercados desarrollados como Estados Unidos, pero en la era COVID-19 lo hacen exponencialmente.

Esta inercia de la actual coyuntura pone en el centro del debate lo que pudiera ser una nueva era en el desarrollo inmobiliario de especialidad médica. Su instrumentación en México tendría por supuesto tintes distintos, dada la estructura del sistema público y privado de salud.

Sin embargo, una revisión de lo que ocurre en otros mercados ayuda a entender la transformación que se vive. Nos referimos a los centros de atención inmediata, enfocados en la detección y diagnóstico con horarios extendidos sin previa cita para enfermedades agudas alejadas de la práctica médica primaria o clínicas.

Han crecido porque la inercia en otros mercados ha sido el cierre de los grandes hospitales y la atención a través de estas unidades de atención han sido una opción en el sistema de salud, que se diversifica a la par de otras ofertas que viven un desarrollo parecido, como es el caso de las pequeñas clínicas, hospitales de acceso crítico y los micro hospitales.

Un análisis de la firma Cushman & Wakefield, basado en datos de la Urgent Care Association, indica que en Estados Unidos el número de centros de atención de urgencia crecieron 44% el último lustro, mientras que los edificios de consultorios médicos lo han hecho apenas en 5.2%.

Esta evolución representa un incremento de 6 mil 100 hasta 9 mil unidades entre 2013 y 2018. Sin embargo, entre 2006 y 2016, el volumen de salas de emergencias se triplicó, mientras que la atención de urgencias creció 18 veces, de acuerdo con el reporte FAIRE Health.

La brecha que separa el proceso médico tradicional de esta demanda creciente enfocada en la atención de urgencias, se acentúa en zonas con déficit en la cobertura o rurales, a diferencia de las áreas urbanas.

Por tanto, su existencia habla de cómo están resolviendo las necesidades médicas que requieren atención urgente, y que anteriormente habría representado un espacio en las salas de emergencias de hospitales, que por cierto han cerrado en ese país en los últimos 4 años en forma desproporcionada ante los cambios demográficos en las zonas de referencia.

Por tanto, indica ese análisis, la habilidad para escalar este modelo es un componente clave para la expansión de la atención en urgencias, que haga además factible un sistema de salud sólido con altos retornos financieros, como lo ha sido históricamente en el negocio.

El nuevo modelo se enfoca en acortar la distancia entre la atención médica y el cliente, al tiempo que incrementa los niveles de servicios y controla los costos.

Por tanto, su evolución se explica porque cubren de manera rentable, las deficiencias de los servicios de salud tradicionales en zonas rurales, donde existen limitadas opciones médicas de atención primarias.

La revolución pudiera consolidarse con la integración de clínicas minoristas, hospitales de acceso crítico y micro hospitales. Todas son opciones que generan una escala, tanto que actualmente en Estados Unidos existen 14 empresas con al menos 50 ubicaciones.

La apuesta además se orienta al cambio demográfico en el que sólo los baby boomers tendrán en su grupo unos 29 millones de personas más en 2030.

El tema no es menor, si se considera que la población mayor de 65 años crecerá 44%, al pasar de 51 millones de personas en 2017 a 73 millones en 2030.

Esta evolución es coyuntural y llama a la reflexión de cómo el sector privado e incluso el público de nuestro país, inmerso en un estado crítico debiera adecuarse de cara a los retos por venir.

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