Este lunes la Secretaría de Hacienda informó que hará una aportación patrimonial a la petrolera estatal de 3.500 millones de dólares para que Pemex realice una recompra de bonos que a su vez le permitan reducir su deuda externa. La deuda global de la compañía estatal rebasa los 113 mil millones de dólares, convirtiéndola en la petrolera más endeudada del mundo. El mismo comunicado señala que se ha priorizado la atención a tres grandes retos estructurales que han deteriorado la situación financiera de la Empresa y sus capacidades de producción: i) una alta carga fiscal, muy superior a la de cualquier empresa petrolera en el mundo; ii) un alto nivel de deuda financiera y altos requerimientos de flujo para cubrir el costo financiero; y, iii) falta de recursos para ejecutar las inversiones de capital necesarias para mantener los niveles de producción requeridos.
Estas declaraciones ponen en evidencia la trampa de las finanzas de Pemex y del gobierno federal. El país dejo que las finanzas públicas se petrolizaran formando un proceso de retroalimentación mutuo entre el gobierno federal y la paraestatal. Por una parte, la empresa financia al sector público y por otra el gobierno federal se ve en la necesidad de apoyarla financieramente. Las diferentes administraciones no han sido capaces de reestructurar las finanzas públicas, la expectativa era que esta administración realizaría una reforma fiscal a fondo para reordenar al sector público y con ello liberar a la paraestatal de la alta carga fiscal. Sin embargo, las medidas que se han tomado servirán en todo caso para terminar la actual administración sin que se desplome PEMEX, sin embargo, carece de una visión de más largo plazo que le permita enfrentar el cambiante futuro del petróleo. Falta visión de largo plazo sobre el papel que debe jugar la empresa en los próximos treinta años, todas las empresas petroleras del mundo están transitando hacia una nueva visión, buscando transformarse para enfrentar la reducción de la demanda de petróleo en el mediano y largo plazo.
Esa visión demanda cambios en el gobierno federal y en Pemex. Se requiere que la Secretaría de Hacienda ponga a discusión cuáles serían las reformas estructurales necesarias para reducir la dependencia del petróleo en el transcurso de los próximos treinta años, no se debe dejar llevar por el canto de las sirenas en el sentido de que se seguirá demandando petróleo y que por lo mismo se pueden postergar las reformas que den viabilidad al fortalecimiento de PEMEX. Es necesario que se establezcan los escenarios para reducir la dependencia del petróleo de las finanzas públicas y analizar la forma como la paraestatal va a ajustarse progresivamente a la reducción de la demanda de petróleo en un escenario 2022 – 2050.
Pemex requiere constituir un departamento de prospectiva que diseñe los escenarios de largo plazo que le ayuden a convertirse en una empresa de energía del siglo XXI, es decir que sea capaz de transitar progresivamente a la reducción de la demanda de petróleo. Los europeos han logrado rediseñar a sus empresas para que gradualmente reduzcan su dependencia del petróleo y se conviertan en empresas más complejas, tal es el caso de Equinor la empresa petrolera noruega que entendió la necesidad de transformarse de una empresa petrolera hacia una empresa de energía. Equinor ha firmado un acuerdo con Noriker Power Limited, un desarrollador líder de almacenamiento de baterías en el Reino Unido que se centra en la ingeniería y el desarrollo de proyectos de servicios de estabilidad y almacenamiento a gran escala. En el mundo las principales petroleras también están en la planeación para redirigir sus operaciones con un portafolio más amplio de fuentes de generación de energía diferentes al petróleo. Uno de estos ejemplos es la petrolera británica British Petroleum, la cual se ha planteado ser neutra en carbono para 2050. Este cambio en las operaciones requieren de una gran cantidad de recursos para la reconversión del modelo de negocios de acuerdo con sus boletines . Esto también está impactando a las empresas estatales petroleras, como los emprendidos en Noruega con la empresa Equinor (anteriormente llamada Stateoil), la cual esta redirigiendo sus inversiones y estrategias hacia un modelo de negocios basados en tecnologías bajas en emisiones de carbono, uniéndose a los compromisos de ser neutra en carbono igualmente para 2050. Estos cambios lo se están dando en Latinoamérica Ecopetrol está incorporando una visión similar en su horizonte de futuro, planteando una hoja de ruta para llegar a la neutralidad de carbono. Parte de este nuevo futuro es la incursión de estas empresas en fuentes de generación de energía alternativa como la energía eólica offshore, la cual se proyecta que recibirá inversiones por 211 mil millones de dólares en los próximos años. En esta reconversión se podría utilizar la experiencia de la industria en la construcción, monitoreo, y mantenimiento de plataformas flotantes o semifijas en áreas alejadas de la costa que alberguen a turbinas eólicas de mayor calado.
Otra de las alternativas para PEMEX es que incursione en la producción de Hidrógeno Verde, debido a la experiencia de la industria en el transporte y almacenaje de gases en estado líquido, y a la construcción de infraestructura referente al transporte de este combustible que se ve como una posible solución de almacenamiento de energía proveniente de fuentes renovable y como combustible para maquinaria de grandes dimensiones como embarcaciones o aeronaves. Este cambio no solo debe de obedecer a los cambios en las políticas mundiales, sino es una oportunidad para que Pemex deje de ser una herramienta del gobierno mexicano como una fuente de ingresos, sino un fin en si mismo, con el objetivo de conservar sus principios fundacionales los cuales eran de proveer energía asequible a la población y a la industria. La adopción a estos cambios es una oportunidad para que la compañía evolucione e incursione en nuevas y más eficientes formas de obtener energía con el objetivo de mantener su vigencia y relevancia en el entono internacional y doméstico.