Uno de los proyectos insignia de la presente administración ha sido el proyecto interoceánico del istmo de Tehuantepec, sin embargo, las trabas para su desarrollo han dilatado su puesta en marcha. En primer lugar, por problemas legales en el uso del derecho de vía, el que finalmente se solucionó a principios de este año, con un acuerdo con Germán Larrea. De esta forma, el proyecto ferroviario permitirá la conexión entre Coatzacoalcos y Salina Cruz, y ampliará los beneficios a Chiapas a través de la conexión ferroviaria con Puerto Madero y Ciudad Hidalgo.
Al proyecto ferroviario se sumó la idea de construir polos de desarrollo, en la perspectiva de que a lo largo de los 309 kilómetros del tren interoceánico se pudieran establecer industrias maquiladoras y con ello, abrir nuevas fuentes de empleo para la región. Esto no se había logrado concretar debido a la falta de coordinación entre instancias de la administración central, el engrane que faltaba para cuadrar el proyecto era una persona que mantuviera el diálogo entre los ejecutores del proyecto, que en este caso es la Secretaría de Marina, la Secretaría de Hacienda y la Secretaría de Economía. Con la llegada de Raquel Buenrostro a Economía, el proceso parece haberse ajustado al engranaje requerido, y el pasado lunes, la Secretaría de Economía dio a conocer las bases de licitación para los polos de desarrollo del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Se puede argumentar que es un relanzamiento del proyecto, ya que es la primera vez que se establecen incentivos para el establecimiento de empresas a lo largo de este recorrido.
El camino ha sido largo y difícil de implementar, se debe recordar que en abril de 2022 se realizó una reunión del presidente López Obrador con empresarios estadounidenses y canadienses, en donde señaló que se les darían apoyos a las empresas que se establecieran en el istmo. Para concretar este proceso tuvieron que pasar trece meses en que se especificaran las medidas de apoyo a este proceso. Hoy, el éxito del proyecto productivo dependerá de que empresas clave se establezcan en la región, e induzcan el establecimiento de medianas y pequeñas empresas para conformar redes de producción a nivel regional.
El punto critico es seleccionar bien a las empresas que den coherencia a este tipo de desarrollo, los sectores que definió el pasado lunes la Secretaría de Economía son once vocaciones productivas: Eléctrica y electrónica; Semiconductores; Automotriz (electromovilidad, autopartes y equipo de transporte); Dispositivos médicos; Farmacéutica; Agroindustria; Equipo de generación y distribución de energía eléctrica (energías limpias); Maquinaria y equipo; Tecnologías de la Información y la Comunicación; Metales; y Petroquímica.
La selección adecuada de las empresas estratégicas será clave para el desarrollo de este proceso, ya que serán las que logren detonar el crecimiento, impulsando a micro, pequeñas y medianas empresas que articulen la red de producción del istmo de Tehuantepec. El reto es enorme, ya que a diferencia de otras regiones en donde existen desarrollos industriales, en el istmo el desarrollo empresarial es escaso, pero hace un año la Secretaría de Hacienda dio a conocer que el BID Invest, brazo de atención a empresas privadas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), otorgará entre mil 800 y 2 mil 800 millones de dólares de financiamiento privado para empresas que quieran localizarse en el istmo de Tehuantepec. Con este tipo de apoyo, la tarea clave es la selección de las empresas que detonarán el crecimiento en la región.
En este tipo de desarrollos, el este asiático, especialmente China, tienen una amplia experiencia, la cual se puede aprovechar estableciendo convenios de colaboración de apoyo técnico al desarrollo de la región, experiencias exitosas recientes está el caso Zhuhai, provincia de Guangdong, que firmó contratos con la Zona de Libre Comercio de Colón de Panamá y la Universidad de Macao. Este tipo de desarrollos pueden ayudar a que empresas nacionales o extranjeras visualicen procesos de exportación desde el corredor interoceánico, como lo hicieron las empresas asiáticas en las zonas económicas especiales establecidas en las costas del Pacífico.
El problema inicial será que se definan las empresas clave que sean capaces de detonar el proceso de producción en la zona, en donde se podría pensar que fueran una combinación de empresas nacionales y extranjeras que pudieran impulsar el proceso de producción a lo largo de la trayectoria de Salina Cruz a Coatzacoalcos, o a la inversa. Es un gran proyecto que, incluso, puede incluir a empresas agroindustriales para aprovechar el potencial pecuario y agrícola de la región. Es una gran oportunidad para detonar el crecimiento de una región que se ha mantenido al margen del desarrollo.