Clemente Ruiz Duran

‘Nearshoring’ y China: la gran controversia

La República Popular de China ha mantenido su esfuerzo por realizar una más amplia inversión en América Latina, para lo cual ha destinado un flujo regular de inversión.

Es necesario reflexionar que en tanto Estados Unidos lanzaba su iniciativa para realizar abastecimientos más cercanos a su frontera (nearshoring), en específico el acuerdo de la Cámara de Diputados H.R. 722 emitido en febrero de 2023, señala que se busca “disminuir la dependencia de la fabricación de la República Popular China y disminuir la migración debido a la pérdida de oportunidades económicas regionales”. Para lo cual, se sugiere que se “usen fondos de la Corporación Internacional de Finanzas para financiar los gastos de mudanza y los costos necesarios de desarrollo de la fuerza laboral en los que incurran las empresas que se mudan de la República Popular de China a América Latina o el Caribe”.

En tanto Estados Unidos establecía este acuerdo, la República Popular de China ha mantenido su esfuerzo por realizar una más amplia inversión en la región, para lo cual ha destinado un flujo regular de inversión. De ser tan sólo 260 millones de dólares en el año 2000, pasó a una inversión de 12 mil 888 millones de dólares en 2021 y de 12 mil 24 millones de dólares en 2022, generando empleos para más de 629 mil 239 personas. En este caso, las inversiones chinas se han realizado en el sector automotor y autopartes, en metales y minerales, en energía, en electrónica, en maquinaria y equipo; esta diversidad de inversiones se ha desarrollado en diferentes países. El país que más inversión china ha absorbido ha sido Brasil, seguido por Perú, México y Chile.

Estados Unidos no ha mantenido una visión dinámica hacia América Latina, su centro de atención ha sido México. Sin embargo, en el caso mexicano es de hacerse notar que su inversión ha tenido fluctuaciones severas, ya que en 2007 el flujo de inversión fue de 15 mil 281 millones de dólares, declinando posteriormente en 2009 donde se recibieron 7 mil 774 millones de dólares. Logrando recuperarse en 2017 al alcanzar 15 mil 509 millones de dólares, para volver a caer en 2018 a 11 mil 731 millones de dólares, y el repunte se da hasta 2022 en que ingresaron 20 mil 514 millones de dólares.

En esta perspectiva el nearshoring se estará debatiendo en la lucha por atraer las posibles inversiones que se busca extraer de China, en la perspectiva de relocalizarlas en América Latina. Esta tarea que de por sí parece difícil, competirá con la inversión que busque realizar China en la región. Todo este panorama puede ser benéfico para las economías latinoamericanas, ya que el incremento permitirá acelerar el crecimiento. Sin embargo, esta tarea requerirá que la región elabore una estrategia clara de prospectiva, en la que aproveche con precaución las áreas que desea impulsar para evitar mantener una base extractiva como base del crecimiento económico.

Es una gran oportunidad para la región de América Latina aprovechar la coyuntura que se presenta y rediseñar su estrategia de crecimiento, en donde se impulse el crecimiento hacia la industria y la sociedad del conocimiento, en vez de seguir manteniendo una plataforma de crecimiento basado en los recursos naturales. Sin embargo, los países del Cono Sur se han dejado llevar por el canto de las sirenas, y han aceptado fuertes inversiones de Estados Unidos y de China en materias primas.

Hay una gran oportunidad para la región de convertirse en una sociedad del conocimiento utilizando su capital humano con 496 millones de habitantes, y en esta perspectiva lo que se requiere es aprovechar el nearshoring y la inversión del gigante asiático como una plataforma para rediseñar las economías. Algunas economías latinoamericanas han establecido relaciones con el gigante asiático, y están buscando atraer inversiones en tecnologías de la información, como es el caso de Honduras, que recientemente abrió su embajada en China y logro atraer inversiones en el área de telecomunicaciones y economía digital, a través de Huawei. Es cuestión de que la región elabore una estrategia de futuro y no se deje llevar por el canto de las sirenas, como ha sucedido en diferentes etapas del desarrollo latinoamericano.

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