El futuro se construye desde abajo, poniendo el piso necesario, para sobre él levantar las bases de una sociedad del conocimiento. Esto queda claro en los países asiáticos, que han entendido este reto y han decidido adaptar sus sistemas educativos en forma continua, es algo que en México ha sido sumamente difícil, se ha dejado a la deriva la construcción de un sistema educativo eficiente y competitivo, tal como lo ha documentado el investigador Gilberto Guevara Niebla.
Frente a esta situación, la semana pasada Japón anunció la puesta en marcha de un nuevo sistema educativo, en donde el eje consiste en formar a estudiantes como “ciudadanos del mundo”, no como japoneses. El plan piloto se denomina “cambio valiente” (futoji no henko), basado en los programas educativos Erasmus, Grundtvig, Monnet, Ashoka y Comenius. Es un cambio conceptual. Entenderán y aceptarán diferentes culturas y sus horizontes serán globales, no nacionales. El programa de 12 años está basado en los conceptos: cero materias de relleno, cero tareas. Las materias fundamentales se han adaptado a un entendimiento de la sociedad contemporánea, en cinco materias.
La primera materia busca que los niños entiendan la lógica aritmética, a través del manejo de operaciones básicas que puedan escalar utilizando dispositivos como calculadoras financieras, hasta llegar a la abstracción matemática. El segundo bloque es desarrollar un sistema de lectura haciendo que los niños empiecen leyendo una hoja diaria de un libro que cada niño escoja, y terminan leyendo un libro por semana. De esta forma se busca que los niños se inserten en una sociedad competitiva, mediante la abstracción matemática y la elaboración de conceptos complejos, pero que a la vez sean capaces de procesar ágilmente el crecimiento de la literatura contemporánea y sus ideas.
El tercer eje es una visión societal, a través del civismo, entendiendo éste como el respeto total a las leyes, el valor civil, la ética, el respeto a las normas de convivencia, la tolerancia, el altruismo y el respeto a la ecología y medio ambiente. Este tercer componente busca que los estudiantes puedan vincular lo que está sucediendo con el cambio climático en sus comunidades y puedan diseñar escenarios de cómo evolucionará el medio ambiente y la convivencia entre comunidades, a nivel de su entorno y a nivel global.
A lo anterior se sumará el manejo de computadoras para dotar a los niños de un entendimiento de cómo usarlas para escalar en el conocimiento, a través de programas de computación básicos, y cómo relacionarse con el nuevo mundo cibernético de las redes sociales y negocios online.
El último bloque es el de los idiomas buscando rescatar la universalidad del conocimiento promoviendo el aprendizaje de cuatro a cinco alfabetos, que les permitan a los niños adentrarse en las culturas, las religiones, y el conocimiento de las culturas japonesa, latina, inglesa, alemana, china, árabe; con visitas socializadoras de intercambio a familias de cada país durante el verano.
El resultado de este cambio de programas será que los jóvenes a los 18 años hablen cuatro idiomas, conozcan cuatro culturas, cuatro alfabetos. Asimismo sean expertos en uso de sus computadoras y celulares como herramientas de trabajo. Que se mantengan abiertos al conocimiento leyendo 52 libros cada año, respetando la ley, la ecología y la convivencia. Dotándolos a la vez de un ágil manejo de la aritmética de negocios y sean capaces de tener claro el manejo de las finanzas.
Este panorama nos plantea la necesidad de evitar que en el país se establezcan modelos ideológicos de educación básica y secundaria. Requerimos modelos de educación que incentiven la creatividad a través del conocimiento, tenemos que estar conscientes de que el mundo se construye desde abajo, y que nuestros hijos van a competir con niños que tendrán sus capacidades ampliadas gracias a sistemas educativos rediseñados, adaptados a la sociedad del conocimiento y que no se cierran a motivar la abstracción y el conocimiento universal. La idea fuerza es que sean capaces de comunicarse con el mundo global, e imaginar un mundo más allá del internet, y capaces de diseñar un mundo capaz de vivir en medio de la profundización del cambio climático.
Se debe considerar que tenemos mucho trabajo por hacer, debemos evitar que los programas que se buscan establecer el próximo mes de agosto en la educación básica son incompletos y que dejarán a nuestros niños aislados de la evolución de la sociedad global. Requerimos modificar dichos programas buscando que nuestros menores sean capaces de ser parte de la nueva globalidad y que puedan interactuar de manera creativa, es momento de reflexionar sobre el futuro, buscando que el sistema de educación que les heredemos permita que nuestros menores se conviertan en ciudadanos del mundo.