En un tono amable y en una perspectiva de reflexión, Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA, dio una plática sobre el Panorama del Sistema Financiero en México, en el auditorio Narciso Bassols de la Facultad de Economía de la UNAM el pasado lunes 13 de mayo. Mostró de manera clara y precisa la situación de un sistema financiero, en donde participan cerca de 2 mil intermediarios, donde la banca participa con el 45 por ciento de los activos del sistema.
Un punto para resaltar en su intervención fue la forma como la cartera de crédito total se reestructuró en los últimos 23 años, reduciéndose la participación de los créditos a entidades públicas de 48 por ciento del total a 9 por ciento, lo que permitió que las empresas absorbieran en 2023 el 47 por ciento y al consumo, de 21 por ciento. Esto se combinó con la reducción de las barreras a la entrada, las cuales se ubican por debajo del promedio mundial y son las menores de América Latina. Estos cambios permitieron que el crédito al sector privado de la banca comercial mostrara resiliencia en el período pospandémico, en comparación con otras crisis. Destacó que esta activa participación de la banca es sólida y solvente, gracias a que ha mantenido niveles de capital y liquidez muy superiores a los mínimos regulatorios establecidos por Basilea.
Un punto que cabe resaltar es que el financiamiento total de la banca comercial ha crecido a ritmos superiores a los del PIB, en 2023 fue 5.9 por ciento, en donde destacó el apoyo a los hogares, que creció 9.1 por ciento, en tanto a las empresas se contrajo en 5.6 por ciento. En 2023 el principal componente de la cartera fue de 54 por ciento para las empresas, 24 por ciento para el consumo y el 23 por ciento para la vivienda. Destacó que el crédito a empresas registró su mayor crecimiento en términos reales en los últimos cinco años. Hizo notar que todos los segmentos de crédito al consumo registraron crecimientos durante 2023 y se alcanzó una variación promedio anual de 11.8 por ciento. Una buena noticia fue que la morosidad de las carteras de consumo y vivienda mostró niveles inferiores a los registrados previo a la pandemia.
Una alentadora noticia fue que durante los últimos años los flujos de financiamiento internos ganaron peso en el financiamiento de la economía, alcanzando un 6.4 por ciento del PIB, en 2022, ante la caída de la participación de no residentes en valores públicos. Un elemento a destacar es que en las fuentes internas se registró una recomposición hacia recursos a plazo, cuyo incremento real promedio de 10.4 por ciento en 2023 soportó la captación tradicional. A este respecto señaló que el reciente ciclo monetario podría ser un punto de inflexión para la recomposición de las fuentes internas del ahorro financiero. Un elemento muy alentador que señaló fue que los flujos en depósitos a plazo durante el 2023 registraron su mayor nivel de la última década ante los mayores rendimientos en un entorno de crecimiento. Esta situación muestra cómo la solidez del sistema financiero está consolidándose y está pasando de ser un mercado a corto plazo hacia un mercado de largo plazo, lo que alienta, ya que muestra solidez de la economía abriendo la puerta a un crecimiento más sólido.
Una reflexión muy oportuna en estos momentos de debate sobre los fondos de pensión fue que los fondos para el retiro (Siefore), mediante el cual los administradores de fondos para el retiro invierten los recursos de los trabajadores, ascienden a alrededor del 18 por ciento del PIB, lo que las hace la segunda institución más relevante del sistema financiero, señalando que más de la mitad de los recursos de las Siefore están invertidos en deuda gubernamental. A esto se suma que, con alrededor del 10 por ciento del PIB, el mercado de fondos de inversión es el tercer participante más relevante en el sistema financiero, la mayor parte de los fondos están dedicados a estrategias de renta variable, no obstante, son los fondos de deuda los que cuentan con más clientes. Al respecto, señaló que la elevada proporción de activos invertidos en deuda ha favorecido su crecimiento reciente ante el alza de las tasas de interés.
Dentro de los retos que apuntó que México cuenta es el de elevar la bancarización, ya que actualmente la población de 18 a 70 años con cuenta bancaria solo alcanza al 40.8 por ciento de la población, alrededor de 41 millones de personas, es decir, en 2021, el 86.3 por ciento de las personas con un trabajo formal tenían algún producto o servicio de ahorro con un banco en México, en contraste, la población con un trabajo informal, sólo 35 por ciento, contaba con una cuenta bancaria.
Finalmente dio una perspectiva de la situación en que se encuentra la digitalización, la cual podría impulsar una mayor inclusión financiera, sin embargo, señaló que aún vamos rezagados. A mediados de 2023 se estima que en México residían 92 millones de adultos, de los cuales, 275 millones tenían cuenta bancaria y usaban la banca móvil, 17.7 millones tenían cuenta bancaria pero no usaban la banca móvil, 35 millones no tenían cuenta, pero eran usuarios de la telefonía móvil y 11.7 millones no tenían cuenta ni usaban la telefonía móvil.
Este panorama plantea claramente cuáles son los grandes retos que observa el sistema financiero en México en 2024, poco es lo que se ha discutido al respecto, y grandes son los retos para impulsar un sistema financiero más sólido que dé cabida a todas las empresas y a toda la población.