Clemente Ruiz Duran

El dilema del crecimiento en la transición

¿Cuáles serán los escenarios de crecimiento que propondrá la nueva administración? Sería ambicioso que se alcanzara 5 por ciento en el periodo 2024 a 2030.

Un elemento clave en la transición será el crecimiento de la economía, la actual administración entregará un país de bajo aliento. El PIB del primer semestre registró una expansión de sólo 1.9 por ciento, con actividades primarias decreciendo con un 1.2 por ciento, un sector secundario con bajo crecimiento de sólo 1.4 por ciento, y el sector de servicios con un desempeño de 2.4 por ciento. Los próximos resultados se conocerán un mes después de que tome las riendas del país el nuevo gobierno. De esta forma con estos resultados dados a conocer ayer por el INEGI, es sobre los cuales tendrá que basar su discurso inaugural la presidenta el próximo primero de octubre. A lo anterior habrá que agregar que la expansión de la población sigue siendo de 0.6 por ciento, es decir descontando este efecto, el PIB por habitante crece sólo 1.3 por ciento. La pregunta que surge es cuáles serán los escenarios de crecimiento que nos propondrá la nueva administración, lo ambicioso sería que alcanzáramos un 5 por ciento de crecimiento en el período 2024 a 2030, para lograr una expansión de 4.4 del PIB por habitante.

Las cuentas no dan, se requiere de una política de reformas para alcanzar el crecimiento más acelerado de la economía. La apuesta de la administración puede ser la de seguir sacando provecho del nearshoring, sin embargo, el lunes pasado se dieron a conocer los datos de las exportaciones al primer semestre y se mostró que las exportaciones manufactureras que son la parte sustancial del nearshoring están estabilizadas creciendo a un 3 por ciento anual, las automotrices son las que mayor dinámica observaron creciendo al 6 por ciento, sin embargo el resto de las exportaciones están estancadas, es decir en pocas palabras dependemos de la industria automotriz. La nueva administración requiere una propuesta más agresiva de política industrial, diversificar la especialización, apostar por otras ramas industriales, como podría ser la producción de medicamentos y de vacunas, expandir la producción de dispositivos médicos y apostarles a las energías renovables.

Un punto central de la estrategia del nuevo gobierno tiene que ser la necesidad de replantear el papel que se le dará al sector de hidrocarburos en la nueva administración, es preciso que en el discurso de toma de posesión se señale cómo se reformará a Pemex. La expectativa es que se transforme en una empresa de energía y ayude a reducir la dependencia de los hidrocarburos en la generación de energía. Para países que dependemos de la exportación de materias primas, las caídas en los precios internacionales pueden reducir los ingresos por exportaciones. Por ejemplo, una disminución en el precio del petróleo o minerales puede afectar significativamente a las finanzas públicas y meter en serios problemas a la nueva administración. Se debe analizar con cuidado la caída de las exportaciones petroleras mexicanas en el primer semestre de 2024 puede atribuirse a varios factores económicos, geopolíticos y específicos de la industria petrolera. Se puede argumentar que Pemex ha enfrentado desafíos operativos, incluyendo mantenimiento insuficiente, problemas técnicos en las plataformas de extracción y falta de inversión en infraestructura. Estos problemas pueden haber afectado la capacidad de producción y, por ende, las exportaciones. Asimismo, se tiene que las reservas de petróleo de México han estado en declive durante años. La falta de descubrimientos significativos de nuevos yacimientos ha afectado la producción a largo plazo.

El otro punto central será el desarrollo regional, hoy más que nunca se necesita de una estrategia para impulsar a las regiones del país. En una decena de estados la actividad económica experimentó retrocesos a tasa trimestral, sobresaliendo Coahuila con 1.97 por ciento y Tlaxcala con 1.45 por ciento. En Jalisco según la ITAEE descendió 1.35 por ciento y Nuevo León con 0.33 por ciento. En este sentido se requiere definir no sólo una estrategia nacional, sino acuerdos con las entidades federativas para impulsar aquellas que se encuentran en problemas serios, y la nueva administración. Se requiere revitalizar el pacto federal y buscar acabar con los conflictos que están afectando a regiones enteras, como es el caso de Chiapas, que se ha convertido en una región de conflicto a pesar de todo el potencial que tiene la entidad. En este sentido, la nueva administración requiere plantearse el desarrollo regional como prioridad, para lo cual se sugiere establecer un esquema de monitoreo regional que permita atender las emergencias, y que establezca metas para el desarrollo a nivel estatal y municipal.

Es momento de reflexión, tenemos que plantear cómo acabar con los rezagos, y para ello se requiere de una estrategia de planeación que tenga en mente el bienestar de todas las regiones, para ello es necesario fortalecer las finanzas estatales y municipales de forma de garantizar su desarrollo y evitar que sean presas del crimen organizado como ha acontecido con Chiapas. Es necesario reestructurar al país, en su dimensión productiva nacional y regional, para dar un nuevo impulso al desarrollo nacional.

COLUMNAS ANTERIORES

Renegociación del TMEC: constituir la ciudadanía de América del Norte
Replantear la relación con América del Norte

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.