En unos días iniciará la gestión de la primera presidenta electa en México, lo cual es reflejo del progreso del país en términos de igualdad de género y de representación política. Sin embargo, tomará posesión en medio de un país asolado por la violencia, lo que ha fragmentado el territorio y da cuenta de un proceso de inestabilidad. El arranque de su gestión es complejo debido a las divisiones internas en diversas dimensiones, como la política, la economía, la sociedad y la cultura. En esta perspectiva lo que se requerirá será generar consensos entre las diferentes fuerzas políticas y sociales.
Es probable que haya fuertes tensiones al inicio de su gestión, derivados de la fragmentación que se ha dado en los últimos meses, el gran reto es la implementación de políticas que promuevan la inclusión y mitiguen las brechas socioeconómicas y culturales que dividen a la población.
En materia económica el gran reto será transformar a la sociedad mexicana en una sociedad de ciencia y tecnología y poder superar el esquema maquilador que subsiste en gran parte de las manufacturas mexicanas, para ello se requiere superar el rezago científico-tecnológico. En esta perspectiva es crucial transformar al país en un referente en el ámbito del conocimiento. Esto requerirá inversiones en infraestructura científica, incentivos a la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, además de una reforma educativa orientada hacia la innovación. En este sentido será necesario crear un ambiente propicio para el desarrollo de empresas tecnológicas y fomentar la colaboración entre el sector público, privado y académico es esencial para este objetivo.
Para avanzar en ciencia y tecnología, será necesario reformar el sistema educativo, promoviendo la ciencia, la ingeniería, las matemáticas y la tecnología (STEM) desde los niveles básicos hasta los más avanzados. El reto de convertir a este país en un referente en ciencia y tecnología exigirá medidas a largo plazo y un esfuerzo coordinado a nivel institucional, junto con un liderazgo inclusivo que pueda unir al país en un patrón uniforme de conocimiento. Los datos en educación son preocupantes: aumentó la población con rezago educativo, así como el número de niños entre seis y 14 años que no van a la escuela. Añádanse las odas a la ignorancia y los ataques a la comunidad intelectual, científica y académica, lo cual creó un ambiente contrario a la transformación y la innovación. En esta perspectiva lo que se requerirá es transformar a la comunidad universitaria en la principal aliada del cambio, las universidades son centros de conocimiento y generadoras de grandes transformaciones, en ellas no sólo se educan a las generaciones futuras, sino que son centros de investigación e innovación, las universidades son las que han generado premios Nobel para el país. Es necesario redimensionar su papel en la transformación del país, se requiere la colaboración pública privada para la innovación, México cuenta con grandes institutos de ingeniería en las universidades, se requiere hacerlos funcionales para la innovación y la adaptación de tecnologías. La nueva Secretaría de Ciencia y Tecnología debe encargarse de esta tarea tan descuidada en los últimos años, se requiere impulsar el desarrollo tecnológico de forma conjunta con las empresas, es momento de impulsar la vinculación y no la división, requerimos crear ecosistemas de innovación, los clústeres tecnológicos y parques industriales dedicados a la innovación pueden servir como plataformas para nuevas ideas y productos.
Otra área clave será transformar a las empresas públicas en empresas innovadoras, a Petróleos Mexicanos y a la Comisión Federal de Electricidad, que son las más grandes empresas estatales, se requiere transformarlas en centros de innovación como lo han hecho otros países, como Noruega que transformó su empresa de petróleo Equinor en un mecanismo de transformación energética y como la RWE, empresa de electricidad alemana, cuya innovación ha impulsado el desarrollo de nuevas energías limpias. Se ha desperdiciado en México la oportunidad de utilizar a estas grandes empresas en la transición hacia una economía verde y sostenible.
Requerimos reestructurar el país para darle un nuevo perfil de país maquilador a país innovador, debemos aprovechar las oportunidades que nos abre la renegociación del Tratado de Libre Comercio. Se requiere que las instancias públicas alienten este proceso a través de incentivos fiscales y financieros, requerimos crear instituciones de financiamiento para la innovación, que faciliten las startups tecnológicas, emprendimientos de alto impacto y sectores estratégicos. El país debe impulsar industrias emergentes y de alta tecnología, como la inteligencia artificial, biotecnología, energías renovables y manufactura avanzada. Esta diversificación permitiría reducir la dependencia de sectores maquiladores y baja tecnología.
Es un gran momento para inducir una nueva transformación del país, fundamentada en el conocimiento, estamos en una encrucijada: o nos transformamos o nos mantendremos en el estancamiento maquilador de las últimas décadas, es momento de transformarnos visualizando el futuro y no dejarnos llevar por el canto de las sirenas del pasado.