La relación entre China y Estados Unidos continúa deteriorándose, los dos países se enfrentan por cuestiones geopolíticas, por la tecnología digital y por el comercio, ahora dominado por las cadenas globales de valor que se han encarnado en relaciones complejas con Estados Unidos y China. Esta nueva competencia global no será como la Guerra Fría del siglo pasado, será más fluida y matizada que la lucha entre Estados Unidos y la Unión Soviética, por una razón: en el siglo XX muchos países estaban alineados claramente de un lado u otro, hoy, la mayoría de los países tienen relaciones complejas con Estados Unidos y China, casi todos quieren una combinación de seguridad y beneficios económicos tanto de Estados Unidos como de China.
En esta confrontación, la Administración Trump logró, con sus medidas proteccionistas, reducir entre 2018 y 2019 su déficit comercial con China de 418 mil 954 a 345 mil 204 millones de dólares, de acuerdo a cifras del Buró de los Censo de Estados Unidos. Sin embargo, en medio de la pandemia, la fortaleza de China se ha mostrado renovada y en los primeros cinco meses del año exportó a Estados Unidos 143 mil 600 millones de dólares y sólo importó 40 mil 200 millones de dólares, obteniendo un superávit de 101 mil 400 millones de dólares. La ecuación parece no favorecer a Estados Unidos. A lo anterior se suma que mientras la economía china decayó en el primer trimestre 6.8 por ciento, en el segundo trimestre creció 3.2 por ciento, es decir, en este caso se dio efectivamente una recuperación en V como la que todos anhelamos. Para Estados Unidos la historia fue diferente, de acuerdo a los datos de la Conference Board, Estados Unidos decreció 5 por ciento en el primer trimestre y en el segundo se estima que la baja sea de hasta 38 por ciento, la expectativa es que el primer semestre cierre con un decrecimiento de 22 por ciento.
En cambio, la recuperación china muestra el éxito del gobierno para controlar el brote de coronavirus con pruebas generalizadas y restricciones de viaje, asimismo, el repunte refleja la importancia del gasto gubernamental en la construcción de autopistas, líneas ferroviarias y otros proyectos de infraestructura para impulsar la economía, así como la inversión decidida de los empresarios chinos para hacer frente a la debilidad del consumo interno. Esto nos plantea una pregunta interesante: ¿el crecimiento de China puede convertirse en el motor necesario para sacar a la economía global de una depresión?
En este debate, Trump buscará incluir a América Latina como ya lo hizo con México, con quien mantiene un déficit comercial de 101 mil 400 millones en 2019 y en los primeros cinco meses del año se estima en 35 mil millones de dólares. Una de las áreas de debate será la sucesión de Roberto Azevedo, actual director de la Organización Mundial de Comercio, buscando que sea un personaje que avale sus restricciones bilaterales. Desde que asumió la presidencia, Donald Trump lanzó críticas a la institución buscando que convalidara las restricciones comerciales que impuso Estados Unidos, entre otras, la del acero. La sucesión está prevista para finales de agosto, dentro de los candidatos se encuentran Jesús Seade de México, Ngozi Okonjo de Nigeria, Abdel Hamid de Egipto, Tudor Ulianovschi de Moldavia, Yoo Myung-Hee de la República de Corea, Amina Mohamed de Kenya, Mohammad Maziad Al-Twaijri de Arabia Saudita y Liam Fox de Reino Unido. La presentación de los programas se hicieron este 15 y 16 de julio.
Las cartas se han echado, pero pudiéramos decir que cargadas, ya que la candidata de Corea, siendo ministra de Comercio de Corea, pudo establecer el Tratado de Libre Comercio China-Corea; en tanto, el candidato de México se sumó a la negociación del T-MEC con el nuevo gobierno. Ambos tendrían la experiencia de negociar con los más potentes, pero no siempre con una visión multilateral.
En las presentaciones los candidatos respaldaron la visión multilateral de la OMS, sin embargo, sólo dos documentaron las prácticas restrictivas al comercio, que fueron Liam Fox de Reino Unido, quien señaló que las medidas restrictivas del comercio del G-20 se duplicaron cada dos años, de forma que las importaciones ligadas a este tipo de prácticas alcanzó el 10.3 por ciento del comercio mundial, por lo que propuso revertir dichas prácticas. La representante de Kenia señaló que es evidente que ante la pandemia, la OMC requiere de reformas, recordando que la Gran Depresión se profundizó por las restricciones al comercio, por lo que es la tarea de la OMC evitar que esas prácticas restrictivas se realicen y nos lleven a evitar la profundización de la crisis. En esta perspectiva, lo que está en juego es un gran reacomodo de los poderes fácticos, y con ello, el futuro del comercio mundial. Esperamos que los juegos del poder permitan una economía más multilateral en beneficio de los que menos han participado de este reacomodo del poder mundial.