Colaborador Invitado

Un futuro desafiante en materia fiscal

Es necesario identificar e implementar mecanismos para reactivar la economía en un contexto donde absolutamente todos tributemos.

Por Brenda García, socia de Política Fiscal en PwC México

Para mitigar las posibles cargas fiscales,

las empresas deberán fortalecer su estructura

de costos y consolidar inversiones que les

permitan generar mayor valor en la automatización

de sus procesos.

Los directores generales mexicanos identifican la incertidumbre política y fiscal dentro de sus principales preocupaciones para este año, de acuerdo con los resultados de nuestra más reciente Global CEO Survey – Capítulo México. Así, nueve de cada 10 CEO indicaron estar muy preocupados por incrementos en la carga tributaria de sus empresas. Quizá, una de las razones que responde a esta percepción es el anuncio de una gran reforma fiscal hacia mediados del 2021, después del proceso electoral.

La reforma fiscal que se avecina podría considerar varios temas, como impuestos al comercio electrónico, ambientales, al patrimonio y a la riqueza, así como la simplificación para cumplir con las obligaciones tributarias. Hasta el momento no sabemos el alcance que pueda tener esta reforma. No obstante, la mayor preocupación por parte de los directores generales en el país está en las modificaciones de su contribución fiscal.

Otra preocupación también relevante entre los líderes de empresas es la manera en que esta reforma pudiera impactar en la competitividad del país, sobre todo en relación con nuestros pares en la región: Estados Unidos y Canadá.

Los CEO deberán, además de fortalecer su estructura de costos, consolidar inversiones que les permitan generar mayor valor en la automatización de sus procesos fiscales. Y es que una función fiscal digitalizada motiva la innovación y creatividad para alcanzar nuevas propuestas de valor.

A través de la digitalización las compañías podrían tener mayor acceso a otros mercados. Esto, a su vez, nos podría abrir la puerta no solo a que el talento mexicano se posicione en otros países, sino también a que las empresas presten sus servicios o vendan sus productos en otras partes del mundo.

Cabe resaltar que las acciones que lleven a cabo las compañías para manejar los cambios  en materia fiscal deberán ir acompañadas de suficiente información, ya que la velocidad de aprobación de las modificaciones se ha acelerado. Esto demandará gran agilidad de las compañías para hacer adecuaciones e identificar riesgos y oportunidades; no solo en materia fiscal, sino en las áreas transversales. Por ejemplo, hemos visto últimamente modificaciones en materia laboral relacionadas con aspectos fiscales y viceversa: NOM-035, teletrabajo y subcontratación, entre otras.

Todo este panorama nos exige, dentro de las empresas, procesos de capacitación permanente para que los colaboradores sean capaces de aprovechar las nuevas herramientas y los datos que surgen a partir de la digitalización. Estos, en muchos aspectos, son más cruciales que nunca, y pueden hacer la diferencia entre permanecer y perecer.

Es importante tener en mente que México no es el único país que está revisando su sistema fiscal; varios países lo están haciendo en aras de motivar su crecimiento económico.

Ante esta situación es necesario identificar e implementar mecanismos para reactivar la economía en un contexto donde absolutamente todos tributemos. A la discusión también se debería invitar al sector académico, a los representantes de gobierno de todos los niveles y al sector empresarial.

El panorama demanda poner más atención en los detalles, a fin de no perder la competitividad y desarrollar estrategias que permitan aprovechar al talento mexicanos que cada vez está más preparado. También es un llamado a capitalizar la magnífica ubicación geográfica que tenemos, nuestros tratados comerciales y las ventajas que tenemos con respecto a otros mercados.

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