Ignacio García de Presno, socio líder de Deal Advisory & Strategy de KPMG en México
A raíz de la pandemia, la valuación de empresas se ha tornado un reto, debido a la mezcla de efectos positivos y negativos en los resultados financieros de empresas públicas comparables (comparable-store sales, comps), los cuales suelen tomarse como parámetros de referencia.
Además, está la creciente incertidumbre en relación con el ritmo de recuperación de la operatividad en ciertos sectores, la cual provoca que los soportes para procesos de valuación por flujos descontados sean altamente cuestionados.
De acuerdo con la encuesta Fusiones y adquisiciones en la nueva realidad. Decisiones de valor ante la incertidumbre de KPMG en México, realizada en 2021 a 50 líderes de diversas industrias, seis de cada diez empresas compradoras (64 por ciento) buscan establecer un rango de valuación por múltiplos de referencia entre 5 y 10 veces la relación entre el valor de la empresa y la utilidad antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización (ebitda, por sus siglas en inglés).
Por su parte, 83 por ciento de las organizaciones potencialmente vendedoras asumen valuaciones entre 11 y 15 veces el parámetro de referencia; lo anterior, de forma genérica, ya que los múltiplos de valuación varían entre sectores y en función de distintos periodos.
Para un asesor inmerso en el mercado de fusiones y adquisiciones, los rangos antes mencionados se vuelven adyacentes a otros factores, ya que los acuerdos entre las partes contemplan aspectos cuantitativos y también cualitativos, que son ponderados para que cada parte evalúe si acepta o no la oferta.
Si la metodología para fijar el valor de una compañía es por flujos descontados (DCF, por sus siglas en inglés), 34 por ciento de las empresas compradoras estarían abiertas a compartir con su contraparte hasta 50 por ciento de las ganancias derivadas de sinergias potenciales. En contraste, hasta 89 por ciento de las potenciales vendedoras limitarían los beneficios compartidos en esa misma proporción (50 por ciento).
El valor de la asesoría
De cara al proceso en sí, las respuestas a las preguntas relativas a quién encabezaría la transacción, 55 por ciento de las empresas compradoras indican que sería su personal quien llevaría a cabo dicha operación; detallando que estarían a cargo aquellas personas relacionadas con la gestión financiera (77 por ciento).
Por otro lado, 25 por ciento recurriría a un consultor externo para gestionar el proceso de fusión o adquisición, a fin de minimizar los riesgos potenciales, crear valor y obtener beneficios que apuntalen el crecimiento.
Finalmente, una transacción no se asume concluida “exitosamente” hasta que se logra una integración completa y se comienzan a generar los resultados esperados. En este punto, 41 por ciento de la muestra opina que una integración paulatina sería lo más conveniente; no obstante, cada operación podría ser evaluada individualmente.
El mejor talento
En cuanto al personal de las empresas durante un proceso de integración, 71 por ciento daría prioridad al talento idóneo mediante un proceso de selección, independientemente de su pertenencia al negocio actual o a la compañía adquirida.
Se busca otorgar al negocio adquirido la seguridad necesaria y conservarlo para lograr la continuidad mediante la eficiencia. En lo concerniente al manejo de productos y marcas en el mercado, 52 por ciento afirma que buscaría la implementación de una estrategia para cubrir diferentes nichos con el conjunto de marcas existentes.
Sin duda, aunque las estrategias y perspectivas difieran entre potenciales compradores y vendedores, es de destacar el interés por las alianzas estratégicas, así como el dinamismo que comienza a tomar el mercado de fusiones y adquisiciones, tras haberse visto pausado por la pandemia.
Tener una visión clara de los objetivos, tomando en cuenta aspectos cualitativos y a largo plazo, más que solo cuantitativos y coyunturales, permitirá a las organizaciones aprovechar las oportunidades que cada momento ofrece, incluso cuando existen desafíos de muy diversa índole. En este sentido, realizar un análisis profundo de su situación y metas, así como asesorarse oportunamente, rendirá frutos ante operaciones de esta naturaleza.