Gabriela Soni, Chief Investment Officer de UBS Asesores México
Es común que los habitantes de un país se concentren demasiado en los riesgos de su propia economía y en ocasiones olviden las ventajas que existen hasta no ver la difícil situación que atraviesan otras naciones.
La respuesta de México a la pandemia fue muy distinta a la estrategia adoptada en otros países. En el ámbito económico, pese a que la respuesta fiscal fue de las más modestas del planeta, el país se benefició de las gigantescas medidas de estímulo fiscal de EU.
La respuesta fiscal limitada contribuyó a una mayor contracción económica en 2020 y tuvo un costo social elevado en cuanto a pobreza y desigualdad de ingresos. Sin embargo, México quedó en una mejor posición fiscal que los demás países latinoamericanos, los cuales deberán lidiar ahora con un fuerte problema de endeudamiento. En 2020, el balance primario de México se situó en 0.0 por ciento del PIB, en claro contraste con los grandes déficits de países comparables, como el déficit de 9.4 por ciento del PIB de Brasil.
No cabe duda de que México se enfrenta a varios escollos fiscales a mediano plazo, sobre todo los derivados del aumento de los compromisos de gasto. No obstante, estos riesgos no son inmediatos y las cuentas fiscales comparan favorablemente con las de otros países latinoamericanos y emergentes.
En el Paquete Económico 2022, la Secretaría de Hacienda estima un déficit primario de 0.4 y 0.3 por ciento del PIB para 2021 y 2022, respectivamente. Aunque se relajan las metas fiscales al no esperar superávits como en años anteriores, no parece algo excesivamente preocupante. De hecho, el déficit podría impulsar la recuperación económica después de la postura fiscal tan estricta que ha caracterizado a la administración actual.
Por otro lado, la economía de México se encuentra estrechamente relacionada a la de EU. Es verdad que esta fuerte dependencia entraña riesgos para México y que el país debería desarrollar una estrategia de diversificación del destino de sus exportaciones. Ahora bien, en un año en el que se prevé que EU crecerá a un ritmo más acelerado que la mayoría de las economías mundiales, esta situación coloca a México en una buena posición relativa, sobre todo en un contexto de ralentización del crecimiento de China.
Además, en una época de rivalidad entre EU y China, el interés renovado por el acercamiento de la producción o su ubicación en países aliados, así como el incremento en el valor de contenido regional acordado en el T-MEC deberían ayudar a México a consolidar su posición como plataforma de exportación de América del Norte. Así, mientras que otras economías latinoamericanas dependen en gran medida de la demanda china por materias primas, México compite con China para ganar participación de mercado en el sector de manufactura.
Finalmente, pese a que el riesgo político siempre es una fuente de preocupación al analizar países latinoamericanos, parece que la volatilidad política en México será inferior a la del resto. El nivel de popularidad del presidente López Obrador sigue siendo alto y estable, por encima del 60 por ciento en la mayoría de las encuestas. Las elecciones intermedias ya han quedado atrás y aún queda mucho para la carrera presidencial de 2024. Además, la nueva configuración de la Cámara de Diputados requerirá mayores consensos para la aprobación de reformas constitucionales.
Mientras tanto, el resto de los países de la región se enfrenta a un periodo de gran incertidumbre política en los próximos meses. Brasil, por ejemplo, celebrará sus elecciones presidenciales en octubre de 2022, pero el ambiente político se siente tenso como si el periodo electoral ya hubiera comenzado. Por su parte, Chile ha dejado de ser el oasis de estabilidad a raíz de los cambios políticos actuales y la redacción de una nueva Constitución.
Todo esto se refleja en los mercados financieros. Las acciones que conforman el índice MSCI México acumulan un rendimiento en lo que va del año de 13 por ciento, mientras que las acciones latinoamericanas registran un rendimiento negativo de 9.0 por ciento, según el índice MSCI América Latina. El peso mexicano ha sido la divisa más estable de la región y México es el único soberano latinoamericano cuyos diferenciales de bonos se han contraído en vez de ampliarse. Por ello, al analizar los fundamentales de inversión de un país, todo es según del color del cristal con que se mira.