Ignacio Saralegui, estratega de inversiones sénior de Vanguard Latinoamérica
El mercado accionario mexicano sigue su tendencia de recuperación después de la pandemia, y en lo que va del 2021 ha dado un rendimiento de casi 23 por ciento. Teniendo esto en mente, tal vez sea oportuno que los inversionistas en México se pregunten cuánto deben tener invertido en sus carteras de renta variable.
La famosa corta memoria del inversionista y el enfoque a corto plazo pueden ser un factor para que los mexicanos olviden que una inversión en el mercado local ha producido un rendimiento acumulado de aproximadamente 73 por ciento, rendimientos por encima del mercado global desde fines de 1998.
El nivel de sesgo local en las carteras de los mexicanos varía dependiendo del objetivo y del perfil del inversionista. Tomando como ejemplo al sistema de inversión de las Siefores (Afores), la exposición promedio al mercado local comprende del 30 por ciento de la asignación a renta variable (casi 40 por ciento para la Siefore más agresiva), según el reporte del segundo trimestre del 2021. Esto se compara con que la capitalización total del mercado mexicano es menor al 1.0 por ciento en los índices globales de renta variable, como por ejemplo el FTSE Global All Cap Index (Developed and Emerging Markets).
Hay razones por las que los inversionistas prefieren las acciones de su país de origen, hay razones que son de comportamiento y otras que tienen un fundamento de inversión sólido como una preferencia por lo familiar, la facilidad de acceso, la aversión al riesgo cambiario, y beneficios fiscales, por nombrar algunos.
Sin embargo, para los inversionistas que se sienten cómodos con niveles aún más altos de inversión local, es prudente considerar las posibles consecuencias de una posición tan concentrada. El riesgo de concentración se puede manifestar en forma de un evento global (como la pandemia), cambios regulatorios o riesgos macroeconómicos (como la guerra comercial entre Estados Unidos y China), todos pueden afectar el mercado local de formas inesperadas.
Es cierto que las empresas mexicanas que cotizan en bolsa presentan cierta concentración a los sectores de la economía, esto no es único a nuestro país y es recíproco hasta en los mercados más grandes del mundo. Por ejemplo, el mercado local tiene concentración en los sectores de productos básicos de consumo, telecomunicaciones, finanzas y materias primas. En comparación, el mercado de EU (que representa aproximadamente 55 por ciento del mercado global) está concentrado en los sectores de tecnología, salud, productos de consumo discrecional, y servicios de comunicación. La volatilidad, definida como la fuerte caída y la feroz recuperación del mercado, desencadenada por el efecto pandemia resaltó los desafíos de carteras sumamente concentradas. Es probable que también haya sido un catalizador para que muchos revisaran sus sesgos sectoriales o regionales dentro de sus inversiones, lo que resultó en un cambio gradual hacia carteras más diversificadas.
Aunque el nivel correcto de inversiones locales puede variar según el inversionista, hay que considerar factores clave como el beneficio de la diversificación a nivel global, exposición balanceada a los sectores de la economía mundial, la concentración de valores individuales, así como el tratamiento fiscal interno, todos estos factores proporcionan una base sólida para establecer asignaciones dentro de una cartera.
Históricamente el sesgo de inversión en valores mexicanos ha mejorado el perfil riesgo-rendimiento para una cartera global diversificada con una asignación a México de entre 10 por ciento y 30 por ciento. Nuestras proyecciones de mercado a futuro muestran una correlación favorable entre acciones mexicanas y de mercados desarrollados, excluyendo EU y mercados emergentes. Nuestros modelos de optimización también respaldan el sesgo interno a México para carteras globales de activos múltiples. Para un nivel intermedio de aversión al riesgo de mercado, nuestro modelo sugiere un sesgo a renta variable mexicana alineado con el rango de 10 por ciento a 30 por ciento que históricamente han reducido la volatilidad.
Si bien una recomendación explícita es muy específica a cada inversionista, creemos que los inversionistas mexicanos que buscan aprovechar los beneficios de diversificación de una cartera global aún pueden equilibrar una asignación estratégica a valores locales mayor que la capitalización de mercado ponderada de México. El desempeño histórico muestra una reducción del riesgo para las carteras con sesgo local de México y nuestro modelo de optimización prospectiva también sugiere una exposición significativa a valores locales.
Respondiendo al planteamiento inicial, no existe un porcentaje específico de renta variable mexicana, en realidad de ningún activo, que todo portafolio de inversión deba tener, pues su conformación debe hacerse basada en el perfil del inversionista, sus objetivos y horizontes de inversión. Sin embargo, lo que sí recomendamos es que en cualquier inversión se tenga en cuenta una sana diversificación de activos, y en ella la renta variable mexicana no debería ser olvidada o menospreciada en favor del mercado global, ambas tienen cabida.
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